LOS TURISTAS llegan en Ave a una moderna estación intermodal, o bien en avión, desde el aeropuerto único gallego. La Ronda es peatonal y hace las veces de gran centro comercial urbano. Los edificios del exterior, rehabilitados, albergan comercios, cafeterías con terrazas y centros lúdicos para niños y ancianos. El doble carril que antes ocupaban los coches es ahora un paseo lleno de vida, sobre todo cuando se instala el ferial de San Froilán, durante las actuaciones del Arde Lucus o en Navidad.
Dentro de murallas luce la ronda interior, una alameda de árboles que los lucenses usan para pasear, correr o simplemente charlar sentados a la sombra. Todas las casas del centro están arregladas y los visitantes disfrutan de Campo Castelo, la Praza Maior y Santo Domingo, pero también de otras pequeñas plazas creadas en rincones inesperados, a la vuelta de una esquina o donde antes había contenedores de basura. La plaza de abastos triplicó su espacio y ahora es un gran mercado delicatesen. Se llega en coche gracias a los aparcamientos subterráneos, a los que se accede desde fuera de la Ronda con un novedoso sistema de túneles.
-¿Cómo fue posible esta transformación?, pregunta al guía uno de los millones de turistas que visitan la ciudad cada año.
-Fue un polémico alcalde. La gente no lo quería y perdió las elecciones.