Los viticultores de la ribera chantadina que sufren daños en sus viñedos a causa de la entrada de corzos y ciervos estudian cerrarlos con alambradas para evitar mayores destrozos. Mientras tanto, piden la intervención de la Xunta, pues consideran que o bien desde Medio Rural o Medio Ambiente es preciso controlar a los animales en las zonas afectadas.
Los cosecheros indican que cerrar las viñas supondrá un considerable gasto, dado que entre el coste de las alambradas y la mano de obra, la factura sería muy elevada. Por ello también barajan otras posibilidades como la instalación de pastores eléctricos, aunque tampoco están convencidos de que puedan dar resultados.
El presidente de la asociación de Adegueiros do Miño, Alfonso Regal, indica que las posibles medidas las analizan los técnicos, quienes, curiosamente notaron cierta reducción de los daños tras varias aplicaciones de sulfato sobre las plantas.
