Los vecinos de Monforte reclaman que, ahora que está en marcha la ampliación del paseo fluvial del Cabe, se aproveche para hacer una limpieza del río y se eliminen los objetos y la basura que permanece en el lecho del cauce.
En unos días estará rematado el proyecto que ejecuta la Confederación Hidrográfica del Miño Sil entre el parque de Os Condes y la parroquia de Piñeira. La iniciativa cuenta con un presupuesto de tres millones de euros y permitió crear un corredor fluvial de varios kilómetros de longitud para los peatones. Cuando las obras estén rematadas, entre el parque de Os Condes y Piñeira se podrá ir caminando al lado del río y cruzarlo en varios puntos gracias a las pasarelas y puentes de madera instalados para tal fin.
La obra cuenta con la aprobación de gran parte de la ciudadanía e incluso, antes de abrirse por completo al uso público, algunos vecinos ya transitan por los tramos del paseo que son accesibles y en los que remataron los trabajos. Son precisamente esos caminantes los que alertan de la basura que hay en el cauce y que ahora, con el corredor fluvial, es mucho más visible.
Los denunciantes se refieren a elementos externos, principalmente ruedas, sillas de plástico, elementos metálicos, bolsas y otros objetos que se pueden apreciar desde la superficie. Reclaman que se retire toda esa basura antes de dar por finalizadas las obras.
Por ejemplo, en el fondo del parque de Os Condes, desde la pasarela que da acceso al inicio del paseo, se podía ver en las últimas jornadas una silla y una rueda, pero los caminantes habituales explican que los días que el río está más limpio se distingue mucha más basura.
«No es normal que ahora se dejen esos elementos ahí. El cauce del Cabe no está especialmente limpio, hay muchos sumideros que todavía vierten al río y lo ideal sería eliminar todos esos puntos de vertido. Sería algo costoso e igual no se puede acometer ahora, pero, como mínimo, se debería sacar la basura visible», explicaba ayer Manuel López, mientras señalaba una silla que había tirada en medio del agua.
«Si queremos que el paseo sea un lugar para disfrutar, que lo tiene todo para serlo, lo primero es la limpieza», insistía. Y su opinión era compartida por un grupo de caminantes que se juntaron en el punto desde el que se veía la silla. «No tiene lógica hacer esta obra tan bonita y no tener la precaución de retirar toda esa basura», añadía María Yáñez.
