Los tres gallegos de Forbes

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EN LA CARTOGRAFÍA vital de Amancio Ortega hay un dato que suele pasar desapercibido incluso para los supuestamente grandes entendidos en el personaje. El fundador de Inditex abrió la primera tienda de Zara cuando tenía cuarenta años y ya llevaba nueve casado con Rosalía Mera, su primera mujer. Ahora que peina 77 primaveras, el leonés afincado desde niño en A Coruña es de largo la gran fortuna de este país. Otro apunte pasa de largo en el perfil que cincela la trayectoria empresarial de Manuel Jove: a finales de los ochenta, cuando Fadesa no tenía nombre en el mercado inmobiliario, el promotor todavía se veía obligado a dar cuentas ante el juez por presuntas estafas en la venta de viviendas comercializadas entre emigrantes gallegos que diseñaban un feliz retorno a su tierra. Ambos, Jove y Ortega, así como Sandra, la hija mayor del fundador de Inditex, son hoy las grandes fortunas de este país. Lo dice la revista Forbes, el vademecum del dinero. Si casi imposible resulta escrutar el verdadero alcance de los grandes patrimonios de cualquier país, por diversificados, internacionalizados y difíciles de tasar, cuando no encriptados en una amalgama de interrelaciones societarias, también es de agradecer la aproximación, algo más que epidérmica, a ese ránking del capitalismo con nombre propio que realiza periódicamente la revista.

Y con la última entrega de la publicación norteamericana llega la sorpresa. Resulta que de las cinco grandes fortunas patrias, tres son gallegas. Ortega ocupa la primera posición, a quien se le atribuye un patrimonio de 47.600 millones de euros. Su hija Sandra, titular de un 5% de Inditex tras la muerte este verano de Rosalía Mera, la segunda mayor accionista del grupo textil, atesora 5.400 millones. Suyo es ya el título de mujer más rica de España y tercera fortuna. Manuel Jove se encarama al quinto puesto, con 3.900 millones. Entre los tres suman unos 56.900 millones de euros, prácticamente el 69% de los 82.800 millones del top ten nacional.

¿Y cuánto son 56.900 millones de euros? Pues el equivalente a las provisiones que tuvo que realizar toda la banca española en el momento en que la crisis mostraba su peor cara, allá por 2009, para afrontar quebrantos, definidos eufemísticamente como deterioros esperados en la calidad de sus activos. O, más o menos, el mismo importe que se llevó de los Presupuestos Generales del Estado en un año como 2012 el servicio de pago de la deuda pública y todas las prestaciones por desempleo. Esos casi 57.000 millones representaron, en síntesis, una cuarta parte del gasto no financiero del Estado en dicho año.

Para analizar las fortunas de los tres gallegos de Forbes, sobre todo de los dos primeros, hay que irse a Arteixo. Y, desde allí, apuntar a la Plaza de la Lealtad, sede de la Bolsa de Madrid. Amancio Ortega, con el 59% del capital de Inditex, y Sandra, con un 5%, han visto revalorizarse su patrimonio al calor de una cotización que parece no tener techo. El grupo textil comenzó a cotizar, en mayo de 2001, a un precio por acción de 14,7 euros. Ayer, día hábil, cerró a 119,5 euros el título, con un valor (capitalización) de 75.422 millones de euros. A todo ello hay que sumar unas inversiones ajenas al grupo, pero con origen en esa salida a Bolsa, que han llevado a Ortega a ser el gran casero de este país a través de Pontegadea, o a convertirse en accionista de referencia de empresas como Zeltia, caso de Sandra Ortega, por iniciativa de la fallecida Rosalía Mera. Caso bien distinto es Manuel Jove, aunque también su participación en el BBVA (es su primer accionista individual) apuntala un patrimonio que, de la noche a la mañana, se hizo líquido con la venta de Fadesa a Fernando Martín justo cuando la burbuja inmobiliaria llegaba a su cénit.

Los tres gallegos de Forbes tienen algo más en común que el dinero. Y es que los tres controlan instituciones sin ánimo de lucro: a la Fundación Amancio Ortega se suma Paideia (Sandra) y María José Jove (Manuel Jove). Y a estas alturas, también son muchos los gallegos que se preguntan si tamañas fortunas tienen la repercusión debida en la sociedad gallega. Una simple comparación histórica les lleva a ello: un prócer del régimen franquista como Barrié de la Maza, a principios de los setenta, en pleno apogeo de su grupo industrial y financiero, llegó a emplear a unos 11.000 trabajadores (entre Banco Pastor, Fenosa, Astano y demás). Infraestructuras básicas y escuelas de campus universitarios son hoy ejemplos de lo perdurable de una acción social como la de Barrié. Por si sirven todavía las comparaciones, solo Inditex emplea hoy a 122.600 trabajadores en todo el mundo.

Las ayudas, clave en la subasta de NCG

COMO en un juego de naipes, donde los faroles tiene mucho más valor que las palabras, comienzan a descubrirse las cartas en la partida de altura que es la subasta de Novagalica Banco. Y es que de otro modo no se pueden entender los últimos movimientos. La gran banca, al unísono, pide más ayudas, dando a entender que no es oro todo lo que reluce en las tripas de NCG, en un intento por rebajar el valor del banco y alejarse lo máximo posible de esos 1.400 millones de euros que estima ingresar el Frob con la venta. Tanto Caixabank, BBVA como Santander han optado por tirar por elevación y solicitan más ayudas públicas, pidiendo un esquema de protección de activos (aval del Estado para cubrirse ante eventuales pérdidas futuras) o apelando a los créditos fiscales (ahorros en el pago de impuestos de NCG por haber incurrido en pérdidas continuas). Por contra, el Estado mira sus cartas, abre juego y, a través del FROB, intenta calentar la operación (más concurrentes y demanda por NCG, mayores opciones para logar un mejor precio) con la incorporación de sociedades de inverisón internacionales, algunos acreditados fondos buitre, rapiña inversora, a sabiendas de que la lógica de los grandes banqueros finalmente se impondrá. Está por ver.

Entretanto, esta semana también ha servido para certificar que los Popular, Bankinter y demás sí que iban de farol con su declaración de intenciones de compra. Ahora, el balón vuelve a estar en el centro del campo. Como si nada hubiera servido hasta ahora en una partida que también se jugará en Moncloa. Y ahí está la clave de todo este embrollo. Guindos, Feijóo, Rajoy...

JOSÉ RAMÓN GARCÍA ? Blusens certifica su problema de liquidez y acaba en concurso

EN mal momento salió Inveravante del capital de Blusens, hace unos meses, justo cuando menos confianza había en la economía española. Si el grupo de José Ramón García hubiera logrado captar entonces un socio financiero para su proyecto, la secuencia de acontecimientos en Blusens habría sido muy distinta. Ahora,pasamos del preconcurso al concurso de acreedores para su filial más importante, Blusens Technology, que opera como una central de compras a suministradores. Un pasivo de cerca de 40 millones, con la mitad de deuda bancaria, es el nuevo obstáculo que tiene que salvar la firma compostelana. Son muchos los que han visto humo en todo cuanto hace la compañía. Sin embargo, han sido los bancos, y la financiación a corto plazo para su circulante, lo ha determinado la suspensión de pagos de Blusens. Y no un modelo que se ha revelado como innovador, no solo en cuanto a producto. También en cuanto a gestión.

LORENZO LÓPEZ ? San Luis resurge de sus cenizas y aspira  a ser otra vez grande

DE modelos sabe mucho Lorenzo López, el empresario que vendió San Luis en 2007 a los franceses de Darty. Y también de creer en un proyecto. Tanto, que ha decidido recuperar la marca y comenzar a reconstruir, casi de las cenizas, el grupo de electrónica de consumo que lideró. En un contexto como el actual, con una sequía crediticia propia de una economía de subsistencia, López no ha recurrido a buscar financiación bancaria, sino que ha optado por asociarse con un fondo de capital riesgo, Hiperion Capital Management, que ha tomado un 50% del capital de la nueva San Luis. López llevará la gestión de una expansión que semeja ambiciosa: con un pica en Madrid, hasta nueve establecimientos, el objetivo es cubrir gran parte de la geografía nacional. Todo un plan. Y, sobre todo, un mensaje positivo para volver a creer en el potencial empresarial gallego.

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