La posible apertura de la fosa de Santa Mariña, en Guitiriz, remueve la tierra y los recuerdos. La comarca chairega no escapó a los horrores de la guerra. Tiene sus propios muertos y sus olvidados. Pero algunos, como el exalcalde de Castro de Rei Severino Rivas, dejaron el anonimato para volver a su lugar de origen.
desenterrar a los muertos es la batalla de cientos de familias que buscan cerrar heridas. No reabrirlas. Los silencios de la memoria son muchos todavía en España e invaden todos los rincones. Pese a no haber cifras oficiales, los que luchan por dignificar el olvido hablan de 115.000 desaparecidos en la Guerra Civil y el franquismo, más de 4.000 asesinados en Galicia, según las cifras del proyecto Nomes e Voces, la mayor investigación de las universidades gallegas sobre represión y memoria histórica.
La comarca chairega no escapó a la tragedia. Tiene sus propios muertos. Sus cunetas. Sus ‘paseos’ y sus lugares más negros. Sin embargo, estos días, los silencios gritan. La memoria recupera fuerza en Guitiriz. Y los recuerdos, alejados del miedo, apartan telarañas en Santa Mariña de Lagostelle.
La Asociación por la Recuperación de los Desaparecidos en el Franquismo (ARDF) promueve la apertura de una fosa común en el interior del cementerio. Conocida por todos desde hace décadas, no se saben los nombres de los muertos, incluso el número, pero podrían ser identificados pronto.
OTRAS VÍCTIMAS. Los ‘hermanos de la Lejía’, detenidos en Santa Mariña
- En la misma parroquia guitiricense donde está la fosa, fueron apresados tres de los conocidos como los ‘hermanos de la Lejía’, referentes históricos del socialismo coruñés. «Escapaban dende A Coruña a Asturias e fixeron noite en Santa Mariña, non se sabe se dúas ou tres. Detivéronos nunha casa», explica Blanco, que tardó años en recabar información. «Trasladáronos ao cuartel de Guitiriz e de alí á Coruña», donde fueron ejecutados en los primeros años de la Guerra Civil.
OTRAS ESPERAS. El ‘Lorca chairego’, Francisco de Fientosa
- Francisco de Vega Ceide, conocido como Francisco de Fientosa, murió en Madrid en 1936 al estallar el golpe militar. Tras su asesinato hay cierto misterio, pues como explica el historiador Ricardo Polín «o réxime franquista fixo un aproveitamento da súa morte, atribuíndo o seu asasinato ás hordas marxistas». «Sábese que foi unha vinganza de compañeiros de estudos, que aproveitando as revoltas, acabaron con el por envexas». El poeta de Castro de Rei «foi dos máis brillantes da xeración do 36» y muchos reclaman que sus restos vuelvan a Galicia desde hace años. Falta investigar.
«Tu hijo mimado», reza una placa en una lápida del cementerio parroquial de Loentia bajo el nombre de Severino Rivas Barja, el exalcalde de Castro de Rei, que fue fusilado el 29 de octubre de 1936 en Portormarín tras un juicio sumarísimo en el que lo acusaron de ser traidor a la patria. Sus restos, tras las investigaciones y las pistas que siguió su hijo, Darío Rivas, fueron los primeros exhumados en Galicia por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Los restos del fusilado José Antonio Rivas Carballés regresaron a Pol tras 75 años
«Entre la alegría y la tristeza, en un día distinto que pone punto final a una larga historia». Era la valoración de los familiares de José Antonio Rivas Carballés tras conseguir que sus restos, olvidados durante años en una fosa sin nombre, recibieran «entierro digno» en su parroquia natal, en Fraialde, Pol.
El cementerio pontés de As Campeiras albergó años una fosa con cuatro vecinos
El crimen de As Barosas fue muy sonado en la comarca de As Pontes. El 22 de agosto de 1936, un grupo de falangistas apareció en la casa de la familia Ramos Ferreiro con la intención de acabar con ellos. Mataron a Manuel, teniente de alcalde de la localidad y miembro del Partido Agrario, y a su mujer, Juana. También a dos de sus hijos: Manuel y José, ambos con menos de 30 años.
