La comarca de A Mariña carece de instalación oficial para la atención de indigentes, personas que no tienen viviendas y que en la mayoría de los casos están de paso en la comarca en la búsqueda de un empleo, que son una mayoría de los que tienen constancia los servicios sociales de la comarca, donde también reconocen que tienen casos de gente que recurre periódicamente a sus servicios. Contar con un albergue sería una solución para poder cobijar a las personas al menos durante unos días, un anhelo para los responsables de los servicios sociales, que no ha tenido ni siquiera debate entre los políticos.
Una de las primeras razones para esta falta de interés sería la cuestión económica. La crisis de fondo y la necesidad de mancomunar el servicio, por los problemas que podría acarrear poner de acuerdo a los ayuntamientos sobre lo que debería costear cada uno, llevan a que ninguno se atreviera a dar el primer paso, aunque a nadie se le escapa que la ubicación también sería una patata caliente para los alcaldes mariñanos. La necesidad es clara, pero el miedo al efecto llamada podría hacer desistir a algún municipio a acoger esta instalación.
Cáritas suple en ocasiones la falta de ayudas municipales y, de hecho, es la entidad humanitaria la que gestiona el único albergue que existe en la comarca, una casa de acogida en Viveiro que cuenta con seis camas y donde se puede permanecer hasta tres noches.
Solo oferta pernocta, pero con la posibilidad de que los usuarios puedan hacer su propia comida, para lo que se les facilitan alimentos no perecederos «y a veces se unen para comprar todos juntos», asegura el responsable de Cáritas. Comida y ropa es lo que la entidad ofrece en buena parte de los concellos donde está presente, a lo que se suman los bancos de alimentos y los roperos gestionados por otras entidades, y con listas de beneficiarios que aportan los concellos.
