Los restos de un 'paseado' regresan a Pol tras 75 años

El hijo de Rivas entierra sus restos en el cementerio de Fraialde, en Pol. C. ARIAS
photo_camera El hijo de Rivas entierra sus restos en el cementerio de Fraialde, en Pol. C. ARIAS

«Entre la alegría y la tristeza, en un día distinto que pone punto final a una larga historia». Así, resumía la familia el «entierro digno» de José Antonio Rivas Carballés, un vecino de la parroquia de Fraialde, que tras ser fusilado en agosto del 36 y estar desaparecido durante décadas, descansa al fin en el cementerio parroquial.

«Parecía una utopía desenterrar la verdad, pero una entrevista de Darío Rivas -el hijo del alcalde fusilado de Castro de Rei- nos hizo ver que era posible», explica la nieta de Rivas Carballés, un zoqueiro al que se llevaron de su casa una noche y a la que no regresó hasta ayer, muchas décadas después.

Rivas Carballés, casado con Josefa Pérez y con seis hijos, fue enterrado en Portomarín tras ser fusilado y allí fue encontrado gracias al trabajo de los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y el empeño de la familia en no ceder su caso al olvido.

«Es un deber democrático conceder a la familia el derecho a duelo», aseguraron desde la ARMH, en el acto celebrado ayer en Pol «para dignificar y recordar» a un vecino asesinado y desaparecido.

El acto institucional comenzó con la proyección de un documental, seguido de las intervenciones del alcalde de Pol, Lino Rodríguez, que defendió los valores de la democracia y la libertad «en un día especial y maravilloso» en el que los restos de Rivas Carballés «fueron enterrados donde deben ser enterrados».

Tras el regidor polense, la alcaldesa de Portomarín relató las labores de búsqueda del cuerpo, no sin dificultades, y Marco Antonio González, de la ARMH, y Carmen González, una vecina de Fraialde, dedicaron unas palabras a las decenas de asistentes, que vivieron uno de los momentos más emotivos cuando los familiares de Rivas Carballés recibieron sus restos. Tras el acto, fueron enterrados en el cementerio de Fraialde poniendo punto final a años de preguntas y desconcierto.

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