Los relatos

Al Gobierno, a Rajoy, le falló el relato y un esfuerzo mayor por hacerse entender en este transitar por la crisis y sus medidas. El diagnóstico lo hizo en Barcelona el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Como es obvio, Feijóo no cuestionó la política económica del Gobierno, como hace Esperanza Aguirre, pero volvió a tocar la herida de la pésima comunicación de lo que se hace, lo que se piensa hacer y a dónde se pretende llegar. Rajoy en Madrid hizo ayer un relato para animar a los suyos. Echó, o eso se interpreta, un jarro de agua fría sobre el discurso del pacto con la oposición en materia económica. La necesidad y la bondad del pacto es un discurso para nostálgicos o para quienes, como el fallecido Andreotti, llevan la política a las mayores cumbres del cinismo. Así pueden asegurar que «el poder desgasta sobre todo en la oposición». En estos momentos en España parece que es cierto: desgasta más al PSOE de la oposición que al PP del Gobierno. Quizás por eso exhibió ayer Rajoy optimismo en materia económica en relato que realizó ante y para los máximos dirigentes populares por el riesgo real de que el pesimismo general y los desacuerdos con la austeridad se contagien y vayan adueñándose también de las filas populares. Mariano Rajoy sacó pecho nuevamente: evitó que España fuese intervenida el pasado otoño. Justificó la subida de impuestos para evitar el crac, eso dijo. Desde sus filas, pero sin disparar probablemente hacia la misma portería, Esperanza Aguirre, que aparece en campaña, le pidió ayer a Rajoy que baje el IRPF, uno de los impuestos que subió el Gobierno. Y ayer mismo, el presidente extremeño, que es del PP, anunció un paquete de medidas con rebaja de impuestos para «animar» la economía. Rajoy tuvo ayer un buen día, para ver algo de cosecha, con los datos del paro que siempre son una discrepancia entre la Encuesta de Población Activa (Epa) que dejó sin respirar a media España y las cifras de quienes están apuntados en las listas del paro.

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