Los rabadenses con la casa ocupada hacen guardias para evitar robos

Lisardo y su mujer, ante las escaleras de acceso a la vivienda tomada por los okupas (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Lisardo y su mujer, ante las escaleras de acceso a la vivienda tomada por los okupas (Foto: Xesús Ponte)

La pareja propietaria de la casa ocupada en Rábade por desconocidos desde la noche del domingo, tras haber forzado la cerradura del portal, hacen guardia las 24 horas del día ante la puerta del domicilio por temor a sufrir robos si dejan el lugar. Lisardo Carreira pasó la noche del lunes al martes en el rellano que hay junto al acceso a la vivienda y se disponía a volver a hacerlo ayer en compañía de su mujer a la espera de conseguir una resolución judicial para desalojar a los intrusos que ocupan su piso, en el número 10 de la calle Pardo Montenegro.

La complejidad que rodea a este tipo de casos ha hecho mella en el estado de ánimo de Lisardo, que confesaba ayer que teme que el desahucio se demore aún varios días. Tras quedar su mujer de guardia en Rábade, ayer visitó los juzgados lucenses para agilizar los trámites, pero, al desconocer los pasos a seguir, no nombró procurador, algo que hará hoy, por lo que las diligencias se han retrasado. «Prometéronnos que o xuíz estudaría o caso o antes posible, pero isto pode durar días ou semanas», se lamentaba Lisardo.

Este vecino, que reside en A Coruña pero que es originario de Rábade, tenía el piso en alquiler, pero como aún estaba vacío lo frecuentaba con su mujer. «Viñamos case todas as semanas, aínda estivemos hai poucos días para cuidar a finca e limpar a casa», indicó.

Como la vivienda está amueblada e incluso acaban de instalar una cocina nueva, temen que los okupas aprovechen algún despiste para robarles. Por eso, mientras no llegue la esperada orden de desahucio, él y su mujer hacen turnos de vigilancia delante de la puerta del domicilio. Lisardo pasó la noche del lunes apostado en una silla, pese a tener problemas de salud que le obligaron a prejubilarse. «Un xa nin durme pola preocupación», señaló. «Ademais, sabes que na casa tes roupa, tes un baño, tes moitas cousas que no podes usar e que si aproveitan os que están dentro».

Aunque cree que quien quiere quedarse en el domicilio es una pareja de etnia gitana y sus dos hijas, apuntó que, desde que hace guardia, el trasiego de gente es continuo y lo achacó a que los okupas quieren que el piso no quede nunca vacío para que él no pueda cambiar la cerradura. «Eu o que quero é que marchen, dáme igual o dos destrozos na porta ou os danos que poida haber dentro», sentenció con resignación.

SOLIDARIDAD
Los propietarios agradecen el apoyo de los vecinos

La pesadilla de esta pareja rabadense solo se ha visto mitigada por el apoyo de los vecinos, que, desde que se enteraron de lo que pasaba en la vivienda, se han acercado para solidarizarse con el matrimonio y ofrecerle su apoyo. Lisardo explicó que fueron los vecinos los que le prestaron la silla, una manta e incluso una estufa, además de ofrecerse a facilitarles cualquier cosa que necesitasen en sus noches de guardia. «Ofreceunos axuda incluso xente que non coñeciamos de nada, agradecemos ata que viñesen para falar con nós un pouco».

Diálogo infructuoso

El comportamiento de los vecinos contrasta con el de los okupas, que niegan haber visitado el piso hace dos meses para tomarlo en alquiler, algo que sí recuerdan los dueños, que dicen que no se llegó a un acuerdo por falta de garantías de pago. Lisardo volvió a intentar ayer convencer, sin éxito, a dos mujeres del grupo okupa para que se fueran. «Din que non teñen a onde ir, que nos fiemos deles, pero quen o fai despois de cómo entraron?», recalcó. Como ejemplo de las artimañas de los okupas, dijo que «puxeron ao alcalde de Rábade case de avalista», tras lo que contactó con el regidor, «que non os coñecía de nada».

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