Los errores sobre Cataluña

EL INDEPENDENTISMO catalán, minoritario hace muy pocos años, cosechó ayer un éxito mediático y político. Enric Juliana asegura que Madrid tomó nota y explica que «el independentismo es hoy la expresión más directa y dinámica del cúmulo de malestares que se concentran en Catalunya como consecuencia de la crisis económica y de la desgraciada revisión del Estatut». Hay quien señala también que ese movimiento se convirtió en el único referente de ilusión colectiva frente al descrédito de la política y a la falta de horizonte económico. El componente sentimental que acompaña y alimenta estos fenómenos nacionalistas encontró además buen alimento en quienes en el proceso de revisión del Estatut atizaron desde Madrid un anticatalanismo primario, que incluyó el boicot a los productos. Hay indicios de que existen puentes de comunicación entre Mariano Rajoy y Artur Mas. Cómo resolver o dar salida a este problema político es hoy más que nunca una tarea de Estado. Hay que resolverlo. No vale «conllevar el problema catalán» o reducirlo todo a las ridiculeces de algunos apologetas nacionalistas.

LA VÍA EN MONFORTE

Que los concejales de Monforte se pronuncien en votación sobre el independentismo catalán son ganas de marear la perdiz y un cierto desprecio al objetivo real de la política municipal. La política municipal en el gobierno y en la oposición ha de ocuparse de los problemas propios y específicos de sus vecinos. Si fueron salidas de pata llevar a los concellos de la transición cuestiones como el aborto o las bases americanas, lo de Monforte huele a pretensión de extender y generalizar a donde no está ni debería llegar, el concello y la vida ciudadana de Lemos, un problema de otro ámbito.

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