El río Sil siempre fue el baluarte de la Ribeira Sacra. Sus cañones y los catamaranes llevan años atrayendo turistas a esa orilla y, para muchos, la zona del Miño es la gran olvidada del conjunto de la Ribeira Sacra. Eso es lo que opinan una veintena de empresarios cuyos negocios están asentados junto al cauce en los municipios de O Saviñao, Chantada y Taboada y que hace dos meses se unieron para defender la proyección turística de esa parte de la Ribeira Sacra. Hay bodegas, restaurantes, empresas de transporte y firmas de turismo de aventura y, aunque todavía no se constituyeron jurídicamente como asociación ni como ningún tipo de ente, ya desarrollaron su primera actividad en la feria del vino de Chantada, que se celebró el pasado fin de semana.
En el certamen colocaron un puesto desde el que repartieron información sobre sus negocios, colaboraron en la contratación de un grupo de animación para la feria y dispusieron una especie de fotomatón en el que los asistentes podían retratarse en una barca propia del Miño y con el vestuario de los barqueros. La iniciativa fue modesta, pero la gran acogida les dio ánimos para seguir trabajando.
