Los ambulantes de Viveiro ven bien la opción de hacer el mercadillo en el puerto antiguo

Los vendedores ambulantes que acuden al mercadillo de Verxeles, que se desarrolla el día 1 y el tercer domingo de cada mes, estarían dispuestos a que la feria se trasladase al puerto antiguo de Viveiro en cuanto la zona esté acondicionada en condiciones y siempre que se configure un área con espacio suficiente para albergarlos a todos.

Los ambulantes se muestran contentos con la situación actual, en la explanada de la variante, pero no pondrían objeciones a variar su ubicación si el comercio vivariense lo considera oportuno en base que una mayor cercanía del mercadillo podría beneficiar a los negocios existentes de la ciudad del Landro. Los vendedores reconocen que «por comodidade estamos ben en Verxeles, pois os días de feira todo o mundo vai alí», explica Jesús López Vizoso.

Este vivariense recuerda que en Navia (Asturias) un sector del comercio decidió que el mercadillo se situase fuera del centro, pero el cambio de emplazamiento duró poco, porque los negocios notaron la ausencia de los ambulantes. «Isto sempre é unha cadena», subraya López Vizoso.

Quienes viven de los mercadillos no son ajenos a la crisis en contra de lo que se podrían pensar, puesto que muchas personas identifican esas ferias con ganas o productos más baratos. De hecho, aseguran que «nos afecta mucho. Los mercados en líneas generales bajaron mucho y todo bajó proporcionalmente. Cada uno en su venta, sea ambulante u otro tipo de comercio. La situación económica nos afecta a todos y el que diga lo contrario miente», resalta rotundo Jesús López.

La afluencia de compradores es uno de los barómetros que sirve para medir la salud de estas ferias y el diagnóstico es claro. «Se acude menos o se compran prendas a precios más baratos y asequibles. Cada vez se tiene más en cuenta el precio, se busca algo económico». Esa demanda de los clientes marca también un cambio de tendencia entre los vendedores, quienes tratan de adaptarse a marchas forzadas a lo que solicita el público.

El número de ambulantes que acude al mercadillo vivariense se mantiene estable y no mermó, pese a la situación adversa. Las únicas bajas que se producen son las derivadas de la jubilación, dado que dejarlo supondría tener que buscar otra forma de vivir.

López Vizoso considera que muchos comercios entienden que los ambulantes son una competencia para ellos. Sin embargo, estos vendedores opinan que «hai xente para todos». Además, indica que «nin sequera traballamos o mismo tipo de mercancía, aínda que todos compremos ás fábricas».

Sin diferencias

El descenso en la afluencia de público a los mercadillos afecta por igual a todos los que tienen lugar en los pueblos de A Mariña lucense o en el Occidente de Asturias, área que trabajan los mismos vendedores. «Funcionan máis ou menos, todos baixaron».

Las ventas bajan y los gastos suben, debido sobre todo al incremento del precio del combustible, por lo que los vendedores tratan de sobrevivir, dado que mantienen los precios de los artículos, que «se aguantan pola gran competencia china que hai, non podes ir por arriba deles, polo que te obrigan a igualarte por abaixo. Deste xeito, a roupa case non subiu», explica López Vizoso, quien confía en que el mercado se recupere, pero mientras «estamos á espera e aguantando hasta que mellore».

Los ambulantes del mercadillo vivariense solicitan más control, puesto que detectan vendedores que colocan su puesto sin tener documentación ni permiso del Concello, por lo que no pagan. Por eso, demandan que el Ayuntamiento designe a un supervisor para que «os propios vendedores non teñan que facer de vixiantes, pois así isto é de pena».

Basura

Los vendedores pagan según los metros que ocupan y abonan la tasa establecida por el Concello con carácter mensual. «Viveiro é o único concello no que pagamos todos os tributos normais, máis á recollida do lixo», que pagan al semestre. El desacuerdo con esta medida provocó hace unos años que los vendedores de etnia gitana dejasen a propósito la basura esparcida por la zona. Por su parte, el Ayuntamiento dejó de repartir las bolsas que daba para recoger los residuos.

El concejal en funciones de obras, Jesús Fernández Cal, fue el último que trató de llegar a un acuerdo con los ambulantes para que recogiesen la zona y a cambio les ofrecía tres días más de mercado, que ahora no se celebran. Se trata del primero de mayo, pasar el 1 de enero al 2 y el tercer domingo de agosto, dado que no hay feria cuando coincide con las fiestas patronales. La falta de acuerdo entre los partidos políticos mantiene la situación estancada.

  • La feria, de las más antiguas, se inauguró en 1877. La feria de Viveiro es de las más antiguas, ya empezó a funcionar en el año 1877. El mercadillo constituye un punto de encuentro para los vecinos del municipio. Se celebra el día 1 y el tercer domingo de cada mes. La mayor parte de los puestos son de textil, ya que la alimentación está concentrada en la Praza Maior. El mercadillo sufrió varios cambios de emplazamiento desde su apertura. En primero lugar estuvo en la Praza Maior, después se celebró en la de la Habana Vieja y más tarde, en la explanada de Feve, de donde se trasladó a la variante, en Verxeles, el 1de julio de 200, hace casi 10 años.
  • Invasión. El comercio tradicional, tanto el ambulante como las pequeñas tiendas, deben competir hoy con los negocios abiertos por los asiáticos, que ya copan las grandes ciudades y cada vez tienen mayor presencia en las pequeñas localidades. López Vizoso afirma que esa invasión motiva que «a industria textil española está indo a pique. De feito, moitos xa pecharon as portas» por la mezcla de una coyuntura muy desfavorable en diferentes aspectos.

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