Lorenzo llorará a escondidas

Según la mitología griega, Perseo, hijo de Dánae y Zeus, fue el semidiós que, con la ayuda de
Hermes, logró vencer a Medusa y se hizo con su cabeza, evitando así que ésta convirtiese en  piedra a todo aquel que la mirase, atraído por su gran sensualidad.

La presencia en el arte del que se casó con Andrómeda es más que ineludible, pero no solo en cuadros o esculturas se puede estudiar su historia de batallas y profecías, sino que parte del legado de este héroe griego reside en las estrellas.

Entre Tauro, Aries y Casiopea, Perseo se esconde en forma una de las constelaciones más conocidas del sistema debido a que de ella surge la admirada lluvia de meteoros de las perseidas.

Científicamente hablando, este fenómeno es la caída de polvo cósmico que dejan tras de sí los cometas en su viaje por el universo y es visible en el hemisferio norte a principios de agosto debido al paso de la Tierra a través de los meteoros.

Buscando el sentido más puramente poético y ancestral, las perseidas son llamadas también lágrimas de San Lorenzo, una nomenclatura que surgió en la edad medieval y renacentista, en la que las perseidas caían en una noche asociada con las lágrimas que vertió San Lorenzo al ser quemado en la hoguera.

De esta manera y con el paso de los años, el fenómeno pasó a convertirse, junto al recuerdo de
este santo, en una de las citas más esperadas cada verano, en la que la gente se aleja de toda luz para poder vislumbrar la maravilla en una cálida noche, esperando que algún deseo se cumpla junto a alguien especial los que tienen suerte en un momento romántico.

Sin embargo, este año Lorenzo llorará casi en secreto, retirado de la vista de todos los curiosos que acostumbraban contemplarlo.

La noche más propicia para observar el fenómeno será, según Manuel Andrade, investigador del área de Astronomía y Astrofísica de la Universidade de Santiago en el campus de Lugo, "a madrugada entre hoxe e mañá". Aunque la lluvia puede observarse desde mediados de julio hasta finales de agosto, el momento de máxima actividad tendrá lugar entre la 1.00 y las 13.30 horas mañana, siendo "as oito a hora de máis corrente", afirmó.

Esta hora tan tardía, junto a las desfavorables condiciones externas, ya que será "unha noite de
lúa chea", dificultarán la observación de la lluvia de estrellas. "Debido a este exceso de iluminación, só os meteoros máis rechamantes serán vistos", explicó Andrade.

Lo recomendable para asistir a un bonito espectáculo estelar es huir de la luz, "buscar zonas o máis lonxe posible de fontes de iluminación artificial, sitios con maior altura con horizontes espellados", añadió el astrónomo del campus de Lugo. También se podrán evadir las citadas dificultades "nas zonas próximas á costa".

La visibilidad en la ciudad de Lugo estará obstaculizada, además, por la niebla, que impedirá la observación de cualquier elemento del cielo.

No obstante, aunque todo parece indicar que este año no se podrá disfrutar del fenómeno, Manuel Andrade recomienda asistir a la cita, "deitarse cómodo e non mirar fixamente a un punto, senón con perspectiva".

Las perseidas caerán en dirección noreste y es ahí donde hay que buscar, con o sin telescopio, para poder observar una mayor cantidad de ellas; siempre con "unha visión global de conxunto e sen enfocar algo específico", añadió Andrade.

En definitiva, no conviene llevar esta noche una larga lista de deseos para pedir con la caída de cada estrella, ya que muchas de ellas no se dejarán ver. Sin embargo, los apasionados del cosmos serán recompensados de alguna forma con un pequeño regalo que ofrecerá San Lorenzo, quien entre sus lágrimas descubrirá la presencia del planeta vecino, Marte, y el titánico del sistema solar, Júpiter, quienes se dejarán observar esta noche sin problemas y a simple vista.

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