Locura colectiva de barro y vino en la festa da fraga

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Los relojes llegaron a cero. Por fin terminó la cuenta atrás. Y tras meses escuchando el grito de guerra que ya se ha convertido en lema de la localidad, «Non queda nada para a Festa da Fraga» -repetido por grupos de amigos e incluso orquestas hasta el infinito y más allá durante las fiestas patronales-, As Pontes celebró su romería más ansiada.

Con el parque de A Fraga reconvertido en un asentamiento temporal, lleno de construcciones, cada vez menos cabañas y todo más lleno de toldos, miles de personas se trasladaron al epicentro de la fiesta para disfrutar de dos intensos días llenos de música, risas, reuniones de familiares y de amigos, recuerdos con caras conocidas y saludos con desconocidos, gritos, cantos, conversaciones sin fin y bailes sin descanso.

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