Lo tienen chungo

La líder de UPyD, Rosa Díez, en un acto de campaña de las pasadas elecciones. Foto: EFE
photo_camera La líder de UPyD, Rosa Díez, en un acto de campaña de las pasadas elecciones. Foto: EFE

LOS RESULTADOS de las europeas nos han dejado un poco estupefactos a todos, incluso a los adictos a la actualidad política, porque el varapalo de los partidos tradicionales se esperaba, aunque no de semejante calibre y lo que muy pocos aventuraban es que algunas formaciones alternativas, ideadas hace nada y sin ningún tipo de recursos, especialmente Podemos, fueran respaldadas por tal cantidad de votantes. Pero, hay que analizar los datos con mucho cuidado, porque, aunque a nivel nacional tengan una relevancia indiscutible, en el ámbito municipal, en las elecciones que se celebrarán el próximo año, va a ser muy difícil que estos partidos alternativos dispongan de capacidad suficiente para presentar candidaturas en la mayoría de los municipios rurales.

Políticos y periodistas nos cansamos de decir que los resultados de unas elecciones no son extrapolables a otras, pero en todos los comicios, ellos y nosotros echamos cálculos de lo que hubiese ocurrido si los votos fueran para otra convocatoria. En el caso de la provincia de Lugo, el 25-M no fue distinto al resto del Estado, con un descenso increíble de los grandes partidos. El PP fue el que más votos perdió en comparación con las europeas del 2009, alrededor de 26.000, mientras el PSOE se quedó sin 20.000 sufragios, aunque su descenso porcentual fue mayor, ya que bajó 21 puntos. Age siguió la marcha iniciada en las elecciones autonómicas y se consolidó como la tercera fuerza política, dejando otra vez al BNG en la cuarta posición y marcha atrás.

La sorpresa en Lugo, como en el resto del Estado, la dio Podemos. La formación que lidera Pablo Iglesias, que no celebró ni un solo acto de campaña en la provincia, también tuvo su proyección y no fue insignificante, saltando a la escena provincial con el 5,6% de los votos, a solo 1.400 del BNG. En el caso de que estos resultados se repitiesen en los comicios locales, le darían representación en muchos de los ayuntamientos de la provincia y, en algunos casos, podría ser estratégico para la composición de los gobiernos municipales.

Sin embargo, la verdad es que el mensaje ilusionante de Podemos, que por lo menos propone algo nuevo, puede ser muy atractivo para los votantes de los municipios más rurales de la provincia, pero otra cosa es que al llegar las elecciones municipales esos ideales sean representados por personas concretas, dispuestas a defenderlos en los plenos o en los gobiernos de los ayuntamientos. En este aspecto, los seguidores de Pablo Iglesias sí que van a tener problemas, porque será sumamente difícil que consigan suficientes nombres para llenar las listas electorales en la mayoría de los concellos.

Los grandes partidos, dotados de una engrasada maquinaria electoral, saben perfectamente que hay que trabajar mucho para presentar candidaturas en todos los municipios de la provincia. En los concellos pequeños, los políticos profesionales son una ‘rara avis’ y, con la despoblación y el envejecimiento, hay muy pocos vecinos disponibles para la gestión pública, sin olvidarse de que la implicación en una formación política en el medio rural tiene una mayor trascendencia en el ámbito personal que en las ciudades, lo que hace desistir a muchos.

Si al PP, para el que Lugo es uno de sus feudos tradicionales, al PSOE y todavía más al BNG les cuesta dios y ayuda completar las listas electorales en las municipales, las dos fuerzas emergentes en el panorama político lucense, Age y Podemos, lo van a tener prácticamente imposible.

PRECEDENTES

Una prueba la tenemos con UPyD. La formación de Rosa Díez lleva ya algunos años trabajando a nivel nacional, dispone de cierta infraestructura de partido y cuenta con fuentes de financiación, pero en las últimas elecciones municipales, las de 2011, solo fue capaz de presentar candidatura en el municipio de Lugo.

Por su parte, Age irrumpió con fuerza en la política gallega como tercer partido en el Parlamento autonómico, pero, por el momento, en los concellos rurales su presencia es testimonial .

Podemos lo tiene más difícil todavía, porque carece de afiliados, de sedes, de organización y sus principales promotores en las ciudades gallegas admiten que no se conocen personalmente y que se mantienen en contacto a través de las redes sociales.

Queda un año para que se celebren las municipales y, en estas condiciones, el voto alternativo no preocupa demasiado a los actuales alcaldes. Saben que en los comicios locales se vota mucho más a las personas que a su ideología y, si no hay quien encabece las listas, las nuevas propuestas lo tienen chungo.

(Publicado en la edición impresa el 1 de junio de 2014)

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