Lo habitual, de la mano y a pie

Coches aparcados en la zona peatonal de la Ronda (Foto: J.Vázquez/AEP)
photo_camera Coches aparcados en la zona peatonal de la Ronda (Foto: J.Vázquez/AEP)

El hecho de que un colegio esté situado en una calle peatonal supone una evidente ventaja y, simultáneamente, un claro perjuicio. La primera se refiere a la seguridad de que nada ocurrirá a los niños cuando salgan en tropel al sonar el timbre. La segunda, a la dificultad de los progenitores para depositar justo ante la puerta a sus pequeños en su coche particular.

La situación de los dos centros de Lugo situados en la zona monumental se presenta como una excepción en el conjunto de las ciudades gallegas. Si bien, los padres de los alumnos de Infantil de Franciscanos y Maristas podrán contar un año más con la posibilidad de acceder con sus vehículos para llevar y recoger a sus hijos, en el caso de otros colegios en similar situación, lo habitual es que se vean obligados a aparcar en las proximidades y acompañar a los niños a pie.

Así ocurre en Pontevedra, cuyo casco histórico está peatonalizado al completo. Sólo un centro, el colegio privado Los Cerezos, se encuentra en esa zona y los padres no tienen permiso para acceder con el coche, ni siquiera en el caso de trasladar a los niños más pequeños.

En el caso de Santiago de Compostela, son dos los colegios situados en calles peatonales, aunque en ambos casos tienen próximas calles abiertas al tráfico, pero en las que es imposible parar. Así, en el más concurrido de los dos, Compañía de María, se combinan dos de las opciones que también se llegaron a plantear para los centros lucenses: el acuerdo con un parking cercano en el que, por una módica cantidad mensual, los padres pueden aparcar sus vehículos por un breve espacio de tiempo a la hora de la entrada y la salida y la puesta en marcha de rutas de autobús que trasladan hasta el centro a muchos de los alumnos.

En A Coruña, son los colegios de los Dominicos, Motel Touzet y las escuelas populares públicas los que no cuentan con la posibilidad de aparcamiento justo frente a la puerta. En estos casos, lo habitual es que los padres dejen el vehículo en una calle cercada y accedan a la ciudad vieja caminando. Sin embargo, esa costumbre se desestima cuando llueve y, en esos casos, los progenitores sí se aventuran a conducir hasta la entrada del colegio.

El casco histórico de A Coruña es peatonal en teoría, pero, en la práctica, sí se pueden ver circular coches en ocasiones. No existe ninguna barrera restrictiva para acceder a la zona vieja, si bien la posibilidad de instalar algún tipo de mecanismo que limite la circulación a los residentes es una vieja reivindicación de varios colectivos.

No se da, en ninguna de las principales ciudades de Galicia, un caso como el de Lugo en el que los padres cuenten con el permiso expreso del Ayuntamiento para estacionar unos minutos en zona peatonal, si bien en otros puntos se hace la vista gorda mientras el aparcamiento sea breve.

Sí existe un caso en Oviedo, el del colegio de Las Dominicas, único situado en una zona peatonal de la ciudad y cuyos padres de alumnos pueden acceder al casco histórico en los horarios de entrada y salida de los chavales, sin límite alguno de edad. Hasta los estudiantes de ESO pueden ser recogidos en la puerta del centro.

ENCUESTA
¿Está de acuerdo con el acceso de vehículos a las calles peatonales?

Begoña Sánchez: Vecina del barrio de A Residencia

«Me parece que deberían acceder en casos puntuales, porque los de carga y descarga lo necesitan y también aquellos que viven lejos para traer a sus hijos. Pero creo que, si mandasen a los niños al colegio que les corresponde por zona, no habría estos problemas».

Esther Díaz: Reside fuera del casco histórico

«Non estou dacordo coa entrada de vehículos. Os de carga e descarga deben restrinxirse a unhas horas determinadas porque, se pasan en hora punta, pode resultar perigoso. En canto ós colexios, paréceme que poden levar os nenos andando sen ningún problema».

Rafael López: Residente en el casco histórico

«Me parece bien que entren coches. Aquí se hacen peatonalizaciones y no se tiene en cuenta a la gente que vive allí. Yo soy uno de los afectados por esta peatonalización salvaje y tengo dificultades para acceder a mi casa. Si no quieren que entren, que habiliten aparcamientos».

Iris Rodríguez: Trabajó dentro del recinto amurallado

«Non me parece ben, se é zona peatonal ten que selo totalmente. Os vehículos de carga e descarga que entren nunhas horas determinadas, nas que menos se moleste ó tránsito de peatóns. E para levar ós nenos a clase, paréceme que poden ir andando perfectamente.».

Duarte: Vecino del barrio de Augas Férreas

«Entendo que os de mercadorías teñen que traballar e necesitan pasar, pero son partidario da restricción de acceso. Creo que os nenos poden ir andando un pouco, o mesmo ocorre en Ramón Ferreiro, sempre están os coches mal aparcados polos colexios e non o vexo ben».

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