Limpieza y ausencia

ACABA LA HUELGA de la limpieza en Madrid que, además de ensuciar las calles y afectar a la imagen turística de la capital, dañó a la alcaldesa Ana Botella. Algunas huelgas las carga el diablo contra los políticos. En el PP de Madrid los cuchillos andan afilados, hacia Rajoy ya es una norma con Esperanza Aguirre, pero también entre ellos, esos que alimentan la derecha dura y centralista. El mismo día del acuerdo, el expresidente de Valencia Francisco Camps debía declarar ante el juez por escrito y en el lugar que él mismo decidiese. Lo sabía toda España pero Camps no compareció. Ni se le localizó en su domicilio ni por teléfono. ¿Se tomará esta gente a chirigota la Justicia? No es serio que cuando todos los medios de comunicación repitieron hasta el hartazgo que el domingo declaraba Camps, y con esas condiciones tan especiales, resulte que el expresidente no aparece. La llamada fiesta española, el gasto desproporcionado y sin objetivos para una economía sostenible, tuvo en el levante español el escenario preferente. Con esos mimbres, creció a niveles insoportables el riesgo que genera el excesivo contacto entre intereses económicos sin escrúpulos y política sin base ética mínima. El cierre de Canal 9 es un referente de la alegría que allí hubo. El señor Fabra, que al fin llegó al juzgado, es un mal ejemplo de lo que debe ser el ejercicio de la política. Pero es posible que con el final de la huelga de limpieza en Madrid se esté a punto de practicar también una limpieza de los malos olores que llegaron desde el levante. Es posible que se practique un borrado general del supuesto modelo económico que suponía aquella comunidad. En Valencia, hasta un viaje del Papa sirvió para practicar las comisiones y la corrupción, de momento presuntamente. El gran referente de lo que no debe ser la política estaba en donde había un espejismo de modernidad que pintaban como modelo .

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