El juzgado que investiga al jefe de protocolo de la Diputación, Juan Carlos Fernández Pulpeiro, acogió ayer las declaraciones de tres testigos claves para el proceso, las tres guías del programa Kilómetro Cero que hacían los pagos en restaurantes y museos. Según la denuncia que llegó a la Fiscalía, Pulpeiro supuestamente habría despistado cantidades de dinero inflando el número de asistentes a las excursiones o las facturas de las comidas.
Las tres empleadas de la Diputación relataron que, antes de cada viaje, el jefe de protocolo se reunía con ellas para saber cuántas personas iban a viajar y para conocer los costes. A tenor de esto, les entregaba en mano un sobre con la cantidad necesaria aproximada. Ellas se hacían responsables del dinero y para justificar los pagos siempre pedían factura o recibo, dado que Pulpeiro les decía que todos los importes tenían que estar justificados. Al regreso, le daban el dinero sobrante al jefe de protocolo. Gran parte de los viajes solían costar entre 500 y 1.000 euros, según el número de viajeros y el destino, y las vueltas nunca superaban los 100 y muchas veces eran solo 15 o 20 euros.
