Las mujeres pontesas, un ejemplo a seguir

El Concello de As Pontes organizó un homenaje a 18 mujeres del municipio, seleccionadas por otras tantas entidades vecinales. El objetivo de este acto, que cumplió su segunda edición, no era otro que destacar pública y socialmente su trayectoria vital.
Las homenajeadas participaron en una sesión fotográfica en el campo de la feria de As Pontes
photo_camera Las homenajeadas participaron en una sesión fotográfica en el campo de la feria de As Pontes

La procesión va por dentro, dice el refrán, y en este caso no se equivoca. Recibir un homenaje siempre genera nervios, aunque se escondan bajo una dura coraza, esa que está curtida a base del paso del tiempo y de los golpes que da la vida.

Algunas de las mujeres seleccionadas por las entidades vecinales pontesas para recibir un merecido homenaje después de años de trabajo y esfuerzo, y dentro del acto ‘As nosas mulleres 2016’, promovido por el Concello pontés, reconocían con una sonrisa sentir ese miedo escénico del que no sabe qué pasará cuando se abra el telón. Pero fueron las menos.

La mayoría se mostró tranquila y distendida. «Con todo o que pasamos na vida, isto non é nada. Nervios, por que?», decía Julia Anidos, de 78 años y representante de la asociación Beira do Eume, mientras su compañera de asiento, Carmen Chao, de Aparral, asentía con un golpe de cabeza firme. «Eu criei seis fillos, traballei aquí e acolá, na casa e fóra. A sorte que temos é que estamos para contalo», relataba.

Todo esto ocurría en pleno campo de la feria de As Pontes, donde la concejalía de turismo, hostelería, comercio y empleo, encabezada por su titular, Ana Pena, reunió a las 18 vecinas para participar en una sesión fotográfica.

Entre foto y foto, las protagonistas de este homenaje iban desgranando su trayectoria vital, esa que pretendía reconocer y destacar pública y socialmente el Concello pontés, en una iniciativa que engancha y convence.

«Debían facela dúas veces ao ano polo menos», comentaba Digna Rivas, de la asociación Encoro da Ribeira de Marraxón, agradecida por este reconocimiento que le llega a los 67 años.

En realidad todas y cada una de estas mujeres pontesas, que son un ejemplo para las nuevas generaciones, se mostraron muy felices por este detalle y porque sus vecinos pensasen en ellas para este reconocimiento, aunque la mayoría tuviese ciertos recelos de inicio. «Non quería vir, convencéronme os compañeiros», aseguraba María del Carmen López, de la asociación A Choupana.

Por su parte, Pura Leal, de Cal da Avelaíña, restaba méritos a toda una vida de esfuerzo. «É moi bonito, colleume por sorpresa. Pero creo que hai mulleres que o merecen moito máis ca min», comentaba.

También María del Mar Alvariño, de la asociación de A Cuíña, reconocía con timidez no estar a la altura de tal reconocimiento. «Considero que hai veciñas con moita máis rodaxe ca min na vida», explicaba la más joven de las homenajeadas, con 43 años y más de siete trabajando como cocinera en la guardería.

Pero a pesar de recibir la noticia con cierta desconfianza y recelo «por non saber o que ía pasar», todas destacaron la importancia de situar a la mujer en el lugar que le corresponde, algo que, a través de esta iniciativa, puede conseguirse, después de muchos años de lucha y de estar en la sombra.

«Hai que conseguir a igualdade de condición entre homes e mulleres. Necesitamos acabar cos malos tratos», reivindicaba Encarna Picallo, de las Amas de Casa, una mujer luchadora de 64 años que lleva 45 «traballando, e non penso na xubilación», aseguró.

Sus peticiones y reivindicaciones se asemejan a las que plantea ba María Teresa González, de la asociación vecinal Virxe do Rosario de A Faeira. «As mulleres levamos a dianteira en moitas cousas, pero aos homes tamén hai que darlles o seu sitio. O importante é a igualdade, non debe estar ningún por enriba de outro», analizó.

Un extremo que también comparte Manuela Fontao, de A Magdalena, que además de reconocer que es «fundamental» que las mujeres «teñan un sitio que antes non tiñan», se mostró muy ilusionada con este reconocimiento. «Para min é como se me deran o Premio Nobel», decía entre risas.

El perfil de las homenajeadas en esta segunda edición de ‘As nosas mulleres’ fue muy variado, tanto o más que sus historias de vida, en las que la lucha y la dureza se entremezclan con la satisfacción de sacar adelante a una familia.

Así lo recordaban durante la merienda que compartieron las homenajeadas en el Casa Teresa antes del acto. «Traballei na casa, os labores, por fóra, o campo, os animais... Foi unha vida dura», aseguraba Josefa Basoa de Espiñaredo, como también lo hacía Josefa López, de Ribadeume, que incluso rememoraba los tiempos de la guerra. «Eu recórdoo ben, aínda que era unha nena de catro anos», comentaba a sus compañeras.

«Tiñamos que traballar as terras, criar bichos para poder vender e ter que comer», relataba por su parte Evangelina Martínez, de A Casilla, mientras aseguraba que «as cousas cambiaron moito, e parece que para mellor».

Su vida se asemeja mucho a la que desgranaba Alicia Fernández, de la asociación Virxe do Pino de Saa, que a sus 84 años todavía tiene frescos los recuerdos de un pasado «bravo, no que tiñamos todo o traballo do mundo».

«Traballei moito, e agradezo este recoñecemento, pero sei que hai xente que o merece máis», decía Caridad Formoso, de Lembraza da Vila, mientras María Manuela Meizoso, de Raíces de Goente, explicaba que su historia está ligada «ás expropiacións de Endesa», algo que todavía muchos ponteses tienen presente.

Dolores Augusto, de la entidad de O Paraño, prefería no entrar en demasiados detalles de su vida. Solo se limitó a decir que «a homenaxe faime moita ilusión», tras cumplir 80 años muy bien llevados, como todas las demás.

Pero, sin duda, Beneranda Díaz, de Pontoibo, y Herminia Piñeiro, de la asociación de viudas María Magdalena, se convirtieron en las grandes protagonistas, con 93 y 94 años, respectivamente. Su vitalidad demuestra que están hechas de otra pasta.

Después de compartir un tentempié en el que intercambiaron impresiones y vivencias, se subieron al escenario del auditorio Alovi, donde recibieron el calor del público y los vecinos.

Allí se proyectaron vídeos sobre sus vidas, que también se plasmaron en un libro. «Con este acto tratamos de visualizar as achegas das mulleres na vila das Pontes e recoñecer a súa traxectoria», explicó Ana Pena. Y que así sea por muchos años más.

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