Las elecciones separatistas, un nuevo pulso entre Moscú y Kiev

Las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL) celebrarán mañana unas elecciones validadas por Moscú y condenadas por Kiev, pulso que pone en peligro los frágiles acuerdos para el arreglo del conflicto en el este de Ucrania.

"No nos da ni frío ni calor si Estados Unidos no reconoce las elecciones", declaró hoy el primer ministro y candidato a la jefatura de la RPD, Alexandr Zajárchenko, citado por la agencia rusa Interfax.

Según el dirigente separatista, los preparativos para los comicios de mañana, en los que también se elegirá a los cien miembros de la asamblea legislativa de la RPD, están completados en el 99 por ciento.

Nadie duda que Zajárchenko y el líder de la RPL, Ígor Plotnitski, serán los vencedores de unos comicios calificados de "farsa" por la autoridades de Kiev, que hoy anunciaron que llevarán ante la justicia a sus organizadores

"No entiendo cómo se pueden celebrar unas elecciones cuando se está en guerra", dijo en rueda de prensa en Moscú el primer "ministro de Defensa" de los prorrusos, Igor (Guirkin) Strelkov, quien actualmente coordina en Rusia el envío de ayuda a los separatistas.

Hoy mismo, el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania informó de que en las ultimas veinticuatro horas seis soldados ucranianos murieron y otros diez resultaron heridos en ataques de las milicias, a las que acusó de incumplir de manera reiterada el alto el fuego declarado el pasado 5 de septiembre.

Por su parte, el Ayuntamiento de la ciudad de Donetsk, la principal plaza fuerte de los secesionistas, informó hoy a través de su página web de que, tras una noche "relativamente tranquila", esta mañana en distintos sectores de la ciudad se oían explosiones de artillería, sin precisar quiénes empleaban armamento pesado.

Los comicios de mañana se llevarán a cabo sin registros electorales verificables, en algunos lugares con urnas móviles, y en ellos también podrán participar los refugiados en el territorio de Rusia.

También se puede votar en la página web de la Comisión Electoral de la RPD y por correo electrónico.

Actualmente, los rebeldes controlan únicamente un tercio de Donetsk y Lugansk, aunque incluyen las capitales regionales y las ciudades más pobladas, con la excepción de Mariúpol (mar de Azov), sede del Gobierno provisional leal a Kiev.

En las zonas reconquistadas por el Ejército y la Guardia Nacional vive más del 40 por ciento de la población de esas dos regiones prorrusas.

En principio, gracias a la votación electrónica, que comenzó este miércoles, los habitantes de las zonas bajo la autoridad de Kiev podrán participar en los comicios separatistas.

Según autoridades de Ucrania, las elecciones organizadas por los separatistas se contradicen con los acuerdos para el arreglo pacífico del conflicto firmados en Minsk el pasado 19 de septiembre.

Kiev considera que los comicios del domingo son un paso más hacia la escisión de las zonas rebeldes.

La postura del Gobierno ucraniano es respaldada por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la OTAN.

Para el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, las declaraciones de los funcionarios rusos acerca de que Moscú reconocerá las elecciones organizadas por los separatistas "demuestran que Rusia prosigue sus esfuerzos para desestabilizar Ucrania".

En la capital rusa insisten en que los insurgentes de las regiones orientales ucranianas tiene derecho a elegir a sus representantes en las negociaciones para el arreglo del conflicto, que se ha cobrado más de 4.000 muertos, según distintas fuentes.

"Está claro que las elecciones no transcurrirán en estricta consonancia con la legislación ucraniana ¿Y qué? Lo importante es el resultado", dijo el embajador ruso ante la UE, Vladímir Chizhov, en declaraciones a la televisión rusa.

Los veintiocho socios comunitarios difieren radicalmente de esa apreciación: su embajador en Moscú, el lituano Vygaudas Usackas, advirtió esta semana de que el reconocimiento por Rusia de las elecciones en las regiones separatistas ucranianas podría "tener consecuencias negativas".

"No ayudaría al interés que tenemos en la UE de revisar las sanciones (a Rusia) y temo que podría tener consecuencias negativas que quisiéramos evitar", recalcó.

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