Las diferencias entre la velocidad prometida y la real centran las quejas de los consumidores

Las protestas por los paquetes de servicios son también muy habituales, ya que las operadoras legan a ofrecer productos que técnicamente no son posibles en algunas zonas
María Jesús Besteiro busca cobertura en su móvil en el interior de su granja
photo_camera María Jesús Besteiro busca cobertura en su móvil en el interior de su granja

Una de las reclamaciones más frecuentes que reciben las asociaciones de defensa de los consumidores son las relacionadas con los servicios de telecomunicaciones y, entre ellas, destacan especialmente las de aquellos usuarios que se quejan de que la velocidad por ellos contratada no se ajusta a la real de descarga, según destacan desde la Unión de Consumidores de Galicia (Ucgal).

Los motivos que hacen que un usuario no disponga de la velocidad de conexión que realmente contrató son varios y pueden tener que ver desde una saturación de la línea, la distancia de separación con el nodo telefónico o la eficiencia de los protocolos con los que se organiza la red. En todo caso, la dificultad para medir la velocidad real es tanta, que a los operadores les basta con incluir la preposición "hasta" en sus ofertas, ya que de momento, no están obligados por ley a ofrecer un porcentaje mínimo de  pérdida. Por estas razones resulta complicado que cualquier reclamación en este sentido prospere. "As protestas pola paquetización dos servicios é outro dos temas que máis reclamacións están xerando", destacan desde el gabinete de prensa de la Ucgal.


Ucgal recomienda que antes de firmar cualquier documento se lea bien el contrato y que el usuario se cerciore si técnicamente ese servicio es posible


Este modo de actuar de las grandes compañías hace que el usuario a acabe por adquirir servicios que no solo no necesita ni va a utilizar, sino que, en determinadas zonas sobre todo del rural, la operadora no dispone siquiera de la estructura necesaria para poder dárselos. Las asociaciones de consumidores cuestionan, por tanto, la legalidad de estas fórmulas de comercialización, que no se ajustan a las necesidades reales del usuario.

CÓMO ACTUAR. Desde Ucgal recuerdan que ante cualquier irregularidad que el consumidor detecte en su servicio de telecomunicaciones, lo primero que debe hacer es ponerse en contacto con su proveedor, con el fin de saber si el fallo se debe a algo "puntual ou estrutural" y esperar a la respuesta de la empresa.

Si el acuerdo amistoso no funciona, se debe presentar una reclamación en el plazo de un mes desde que se originó el problema y lo mejor es hacerlo por escrito enviándolo al domicilio social del operador por medio de un correo certificado con acuse de recibo. Si aún así la petición no ha sido satisfecha en el plazo de 30 días, el consumidor tiene tres meses de plazo para tramitar la queja a través de la Junta Arbitral de Consumo o acudir a la Oficina de Atención al Usuario de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones (Setsi).

En cualquier caso, para evitar que la compañía pueda vender un servicio que estructuralmente no puede satisfacer, en Ucgal recomiendan que antes de firmar cualquier documento se lea bien el contrato y que el usuario se cerciore por otras vías si técnicamente ese servicio es posible.

VARIOS CASOS DE MALA CONEXIÓN. En la provincia de Lugo hay varios ejemplos de empresas y negocios que sufren a diario los problemas de no contar con una cobertura y una conexión de calidad a internet.

Iria Fernández, responsable de administración de la empresa cárnica Casa Castelao, de A Fonsagrada, indica que "no podemos estar cinco conectados". A lo que añade que su negocio "apuesta por la dinamización económica y social del mundo rural", por lo que mantiene su sede allí, pero "la realidad es que diariamente nos enfrentamos a problemas de conexión que no tiene otras empresas del sector".

María Jesús Besteiro, propietaria de una ganadería en Vilaceleiro junto a su marido explica que "hai continuos baixóns e cortes". Para este matrimonio internet se ha convertido en una herramienta imprescindible a la hora de la gestión de su negocio, aunque debido a la mala conexión no consiguen sacarle el máximo partido e incluso a veces se ven lastrados. Además denuncian el mal servicio de las compañías, ya que "como intentes contactar con eles a través da centralita resulta practicamente imposible e cando logras por fin falar cun operador, non hai forma de que nos den unha solución".

Norman Pérez está al frente del negocio de turismo rural Fervenza Casa Grande, en O Corgo. Este empresario es claro y directo, "si no tengo conexión pierdo clientes". Y es que la mayoría de los visitantes de su espacio completan sus reservas a través de inernet, por lo que necesita una continua conexión de calidad además de una buena cobertura. Norman define su relación con las grandes compañías como "muy mala".

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