La vuelta del olvido

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En muchas ocasiones, somos inconscientes sobre lo que sucede a nuestro alrededor o incapaces de valorar lo que tenemos cerca. Es el caso de muchas variedades de uva que se reparten por nuestra geografía que han quedado olvidadas o en desuso por modas, gustos y no profundizar en su verdadero potencial.

Pero en los últimos años están reapareciendo variedades que estaban en el olvido gracias a la búsqueda de elementos diferenciadores y caracterizadores de los vinos de determinadas zonas. En este proceso se encuentra la moristel, que es una variedad de uva tinta autóctona de Aragón. Implantada desde tiempo inmemorial en la comarca del Somontano, donde es considerada como variedad principal y autorizada en las D.O. Somontano y Cariñena. También es conocida con los nombres de: Miguel de Arcos, Arcos, Juan Ibáñez, Concejón, Miguelete, Moristel, Navarra, Teruel, Salceno Negro o Zaragoza. Utilizada tradicionalmente en ‘coupages’ con parraleta o tempranillo, proporciona caldos a los que aporta color, cuerpo, frutalidad y sabor.

CATA

Presenta un color rojo picota con ribete y reflejos violáceos, limpio y brillante. Capa media. En nariz se captan aromas a fruta fresca, que se entremezclan con notas de vainilla y recuerdos florales a violetas secas. En boca tiene una entrada fresca con mucha fruta, tanino jovial y agradable y acidez marcada. Fácil de beber, es un vino sin complicaciones.

Zona Bodegas Bal D’Isabena. D.O. Somontano. Cosecha 2010. Uva 100% moristel. Maridajes Canelones de espinacas con bechamel de calabacín y champiñones. Grado 13,5% vol. Temperatura de consumo aconsejada 13-15º

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