La tensión se recicla en abrazos

Abrazo entre Orozco y Álvarez en la rueda de prensa. (SEBAS SENANDE)
photo_camera Abrazo entre Orozco y Álvarez en la rueda de prensa. (SEBAS SENANDE)

El grito era el mismo con el que habían cerrado otras muchas asambleas a lo largo de estos 59 días. Pero no sonaba igual. No sonaba a guerra y trinchera, a tensión y advertencia. Ayer el «todos somos un» con el que los huelguistas que voceaban y aplaudían el final del conflicto estaba cargado de alivio, de desahogo, de reafirmación. De victoria.

Así fue como asumieron el desenlace del conflicto los trabajadores, como una victoria, aunque desde fuera no se entiendan muy bien las razones. Para lograr solo una pequeña parte de los que pedían al principio han perdido mucho más por el camino, pero eso hacía ya muchos días que había dejado de importar para ellos. Era ya una cuestión de resistencia, de dignidad, de derechos. De que «todos somos un».

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