La semana del vértigo

no ha estado mal como última traca. La semana que cierra el año deportivo ha sido movida, maldita para algunos y con consecuencias que ya se verán en el futuro. No la olvidarán fácilmente Barcelona y Real Madrid. Ha sido tanto lo que ha pasado en tan pocas horas que conviene hacer un resumen. Por un lado la comisión europea ha abierto una investigación para ver si los clubes españoles que no se convirtieron en su día en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) se benefician fiscalmente de esta circunstancia y eso afecta a la libre competencia con el resto. Por otro, se mira con lupa la intervención de la arruinada Comunidad Valenciana con sus avales a Valencia, Hércules y Elche. También se ha abierto un proceso para aclarar si el Ayuntamiento de Madrid incurrió en irregularidades en la recalificación de los terrenos donde antiguamente se asentaba la vieja ciudad deportiva del Real Madrid (donde hoy se levantan cuatro rascacielos) y en un intercambio de parcelas con el propio club blanco. Aunque las bombas de relojería con mayor carga se dirigieron hacia el Barcelona. Por un lado, el juez Ruz, de la Audiencia Nacional, investiga las circunstancias que concurrieron en el enrevesado fichaje de Neymar. Por otro, se ha relacionado a Messi y a Jorge, su papá y representante, en asuntos turbios con el narcotráfico.

En primer lugar, hay que felicitar a la UE por su vertiginosa capacidad de reacción ante el asunto de las SAD. Total, la ley data solo de 1990. Transcurrido todo este tiempo desde la conversión de la inmensa mayoría de los clubes españoles (no solo de fútbol) en SAD, hay que convenir el fracaso absoluto de la fórmula (quizá la UE tarde veinte años más en darse cuenta). En su momento se decía que las SAD acabarían con la ruina del fútbol, que los directivos se responsabilizarían al tener que poner dinero de su bolsillo, que la ley sería para los corruptos como el ajo para los vampiros y bla, bla, bla... Todo lo contrario: de los 172 millones de euros de deuda del fútbol allá por 1990 se ha pasado a los 5.000 de no hace tanto. Todo un éxito, vamos.

Luego habrá que ver en qué modo se beneficiaron, y se benefician, por no haberse convertido en SAD Real Madrid, Barcelona, Athlétic de Bilbao y Osasuna (los tres primeros por su condición de históricos, el Osasuna como premio a su buena gestión), a los que la propia ley, el gobierno y se supone que la UE (en 1990 España llevaba ya años integrada en las estructuras europeas) habilitaba y habilita. Porque si algo tuvo de bueno esa nefasta ley es que esos cuatro clubes siguen siendo propiedad de sus socios, un tesoro en los tiempos que corren. Y lo de que les beneficia económicamente quedarse así o convertirse en SAD es dudoso, sobre todo en los casos de Real Madrid y Barcelona, por cuya entrada en bolsa habría tortas (por cierto, ni un solo club español cotiza en bolsa 23 años después) y cuyo poderío económico sería mayor en caso de convertirse en SAD.

Respecto a las presuntas irregularidades cometidas por el Ayuntamiento de Madrid en el caso de la antigua ciudad deportiva del Madrid y la permuta de terrenos en la capital con el club blanco ya se pronunció la justicia en su momento. De todos modos, el asunto no parece cerrado aún en clave europea. Hay quien ve la mano del Bayern Múnich detrás de todo, el mismo que tiene procesado a Uli Hoeness por presunta evasión de capitales a Suiza. Hoeness es uno de los múltiples presidentes del Bayern, porque ahí no se sabe realmente quien manda, si Hoeness, Franz Beckenbauer o Karl-Heinz Rumenigge.

Pero la palma de todo los sucedido en unas horas de vértigo se la lleva el FC Barcelona. Parece que a Rosell le crecen los enanos. Envuelto en presuntos manejos, por los que evita viajar a Brasil, con el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Teixeira, el yerno de Joao Havelange voluntariamente exiliado en Miami, Rosell deberá aclarar en breve cuánto le costó al Barça realmente el fichaje de Neymar. También deberían pronunciarse Messi y compañía sobre el dinero recaudado en los partidos amistosos del pasado verano. En fin, como se suele decir, luz y taquígrafos y menos reacciones pueriles y ridículas como las protagonizadas esta semana por un diario deportivo catalán hablando de persecuciones. A todo esto, si desde el entorno de Messi se dijo que ni el jugador ni su padre tocaron un céntimo de los famosos amistosos, que fue a parar a organizaciones benéficas, ¿a cuento de qué viene ahora la publicación de unas presuntas facturas en las que Messi donaba lo recaudado a Unicef?

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