La segunda mujer

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Título: Kuma, Director: Umut Dag. Reparto: Nihal G. Koldas, Begüm Akkaya, Vedat Erincinn.Sección: Oficial. Calificación: 3/4

 

EL ROL de la mujer en la familia tradicional es uno de los temas capitales de toda la filmografía en la órbita de la cultura musulmana que busca visibilidad en Europa. La contraposición entre las viejas leyes aprendidas y asumidas en el pueblo, frente a una nueva forma de entender el mundo de las generaciones nacidas en la emigración, articula prácticamente toda la dinámica narrativa que tiene un destino claro en el público occidental; con la excepción de Abbas Kiarostami, maestro irrepetible de voz personal y discurso propio. Umut Dag, austríaco de origen kurdo, dirige su primera película, llena de sutilezas, falsas pistas y giros de guion. Con un inicio pausado y construido con detalles -en las conversaciones, en los matices gestuales…-, ‘La segunda mujer’ coge velocidad con cada fundido a negro, elipsis que significan que un nuevo giro va a desencadenar un acelerón incontrolable en la trama.

La película de Dag comienza con una boda rural en las montañas turcas. La familia del novio viene desde Austria para casarlo con Aysa, una joven local, en lo que se adivina un matrimonio arreglado. Una vez instalados en el piso de Viena, se desvela la primera de las sorpresas, y la que da origen a un juego familiar de engaños y medias verdades: Aysa no se casó con el novio, sino con su padre bajo la supervisión -y se entiende que las órdenes- de la madre. El plan trazado es que la joven sustituya a la matriarca, enferma de cáncer, en las labores domésticas cuando a esta le falten las fuerzas o muera. Pero no toda la familia está de acuerdo con la idea. Una de las hijas, coetánea de Aysa y socializada en valores occidentales, rechaza de plano la autoridad y la convivencia con la nueva intrusa, dejando claro que esa tradición humilla a todas las mujeres.

Dag se maneja con soltura en la parte inicial y más compleja de la película: aquella donde se insinúa más de lo que se dice, y donde las dos esposas construyen una relación de amistad que linda con la materno-filial. El problema de ‘La segunda mujer’ está en la acumulación de temas sobre la mesa y en su dramatización: la homosexualidad, la violencia dentro del matrimonio, el presunto matriarcado doméstico que no es otra cosa que un machismo estructural, el adulterio, las relaciones familiares opresivas…

En muy pocos escenarios -el pueblo, el piso y el supermercado de comida turca donde acabará trabajando Aysa-, la película parece concebida como una obra de teatro. Y hubiese sido una maravillosa ópera prima si Dag hubiese desechado alguno de los muchos frentes abiertos.

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