La salida al paro está en sus manos

Ascensión Jara Cuervo.
photo_camera Ascensión Jara Cuervo.

En unos casos se quedaron sin trabajo debido a la crisis y, en otros, fueron las circunstancias personales las que las empujaron a dejar su empleo o a compatibilizarlo con una vía nueva: convertirse en sus propias jefas. Estas seis mujeres lucenses apuestan por su trabajo de producción artesanal de moda y complementos como una salida laboral y haciendo, además, lo que más les gusta: desarrollar su creatividad y darle forma con sus manos.

Lucía Dorado dio ese paso en 2005, cuando abrió su web de venta por internet: www.chicadecanela.com. Había trabajado como diseñadora de complementos para la firma de moda Inpe y, aun sin la amenaza de la crisis que llegaría luego, vio el momento de abrir su propia empresa. Ocho años después no solo es su ocupación a tiempo completo, sino que tiene dos empleados y vende en toda España y en países como Francia o Bélgica. Lucía indica que los efectos del bache económico «se han notado mucho en el mercado nacional, hay que invertir muchos más recursos para mantener unas ventas que antes se hacían prácticamente solas», dice. El mercado internacional, en tiendas físicas, por contra, «sigue funcionando bien, tanto que en los próximos meses abriremos otra web en inglés para vender directamente a los clientes en el extranjero», explica, mientras apunta aún otro nuevo proyecto, una colaboración con una diseñadora mexicana con la que ha sacado al mercado una línea de calzado, Chicadecanela + Golden Ponies Shoes, también de venta online.

Helena Karenina

Este es el alter ego de Elena López, una vilalbesa formada en Bellas Artes que, tras pasar por varios trabajos temporales y quedarse en el paro, decidió retomar su pasión, el dibujo, «y pronto surgió la idea de que esos diseños podía plasmarlos en complementos artesanales de moda. Empecé a realizarlos y a la gente de mi entorno les encantaron, me los pedían y eso me animó a producir en más cantidad», explica. Los canales de venta para sus piezas de bisutería y carcasas de iPhone son internet, a través de su blog (http://helenakareninailustracion.blogspot.com.es/) y de facebook (https://www.facebook.com/HelenaKareninaIlustracion). Además, comercializa sus productos en tiendas de moda en las provincias de Lugo, A Coruña y Madrid, además de acudir a ferias y mercadillos para realizar venta directa.

Aunque los beneficios aún son limitados, asegura que «los tuve desde el primer momento, porque la inversión inicial es mínima, prácticamente se reduce a los materiales y, con el tiempo, vas aprendiendo a optimizar gastos». No se trata de ingresos estables, pero «ayudan a ir tirando cuando no tienes otra cosa», añade esta mujer recién entrada en la treintena, que estima que su actividad puede tener un hueco de mercado en estos tiempos de recesión «porque a la gente le gusta llevar piezas exclusivas, personalizadas, pero que tengan un precio muy asequible». Tanto es así que ha decidido dar un paso más y ampliar su producción al sector textil, con camisetas, bolsos y bolsas, y apunta que «aunque sea muy complicado, ojalá en un futuro pueda vivir de esto».

De ‘hobby’ a profesión

Jaragarimo es el nombre del negocio que montó en 2011 Ascensión Jara Cuervo, un taller en el que imparte cursos de patchwork y atiende pedidos. Después de años trabajando en una empresa familiar con su marido, decidió que era el momento de «desarrollar mi creatividad, porque siempre me ha encantado coser y hacer mis propios diseños y, lo que empezó por permitirme dedicarle algo más de tiempo a mi ‘hobby’, se acabó convirtiendo en una salida profesional», cuenta esta mujer de 40 años que, pese a la coyuntura, ha visto como su iniciativa de autoempleo «funciona, tanto en la demanda de cursos como de artículos, y ya está siendo rentable, tanto que voy a ampliar las horas que le dedico y también el local. La gente cada vez quiere más cosas artesanales y está interesada en aprender a hacerlas, supongo que también por ahorrar: estamos volviendo a hacernos nuestra propia ropa», dice. No obstante, entiende que «cuando pones en marcha una iniciativa como esta, al principio, hasta que no te conocen y te vas haciendo una clientela, no es suficiente para vivir, pero si se tiene un sueño hay que intentar sacarlo adelante».

Eso es lo que ha hecho Patricia Vázquez Pelarigo, una ingeniero agrónomo con vocación artística que ahora, a sus 35 años y en paro desde hace uno, ha decidido dar rienda suelta a su gusto por las artes plásticas y las manualidades. Tiene una página web, www.petitpio.com, en la que muestra y vende sus broches con forma de muñeca, monederos y, desde hace poco, también chupeteros y bolsitas para bebés. Cuenta que «todo empezó el verano pasado, cuando una amiga y yo comenzamos a ‘customizar’ camisetas y bolsos que mostrábamos en un blog, pero ella trabajaba y no podía dedicarle tiempo, así que me quedé yo sola y, ante el éxito, creé mi propia web». Confiesa que, por el momento, su iniciativa no le basta para vivir de ello, por lo que sigue buscando trabajo «pero me gustaría seguir con esto porque es lo que me apasiona hacer y, además, te anima ver que gusta lo que haces y que los pedidos van llegando, incluso desde puntos distantes como Barcelona o Francia», cuenta.

Patricia trabaja solo bajo pedido, realizando piezas únicas y personalizadas cuyo coste oscila entre los 8 y los 20 euros. «Como el concepto que quiero vender es el de ‘hecho a mano’, mi producción, por definición, es limitada, pero me encantaría poder seguir haciéndolo, aun como algo complementario a otro trabajo», concluye.

Del banco a la mesa de costura

Como en el caso de Patricia, poco tenía que ver la ocupación profesional de María José García -empleada de banca- con su auténtica pasión, la costura. Dejó su trabajo hace una década tras tener a su primera hija, con un problema de salud que requiere su total dedicación. Pero, en estos años no dejó de aprovechar los pocos ratos de tiempo libre del que disponía para seguir haciendo lo que más le gustaba, pequeños trabajos artesanales que daban como resultado broches, diademas y prendedores de pelo que causaban furor entre sus conocidos. Hasta que hace apenas dos meses, animada por su marido, dio el paso y abrió una página en internet -www.algomasquebroches.com- para dar a conocer sus creaciones. Y los pedidos comenzaron a llegar, sobre todo de Lugo, pero también de fuera. «Aún estoy empezando, pero espero que sirva como un pequeño complemento económico para la economía familiar. Este trabajo me apasiona y, además, es el único que me puedo permitir hacer porque es desde casa y me deja ir a mi ritmo, en los momentos que tengo libres», cuenta. En efecto, trabaja por las noches, desde que sus hijos están acostados, lo suficiente para tener un catálogo con más de una treintena de productos con precios entre los 6 y los 18 euros, «aunque también hago artículos totalmente al gusto del cliente, incluso me pueden enviar ellos los materiales, y poco a poco va funcionando. En este tipo de actividades funciona mucho el boca a boca», concluye con la ilusión de quien ve como echa a andar un nuevo proyecto.

Regalos de boda

Ese momento también llegó hace unos meses para Marta Bravo, y coincidió con una fecha muy especial: la de su propia boda. Opositora a maestra y con experiencia laboral en los más diversos sectores, esta lucense de 36 años recuerda, no obstante, desde siempre su gusto por el sector de corte y confección y la decoración. Tanto fue así que decidió hacer ella misma los detalles que daría como recuerdo a los invitados a su boda. Fueron cerca de un centenar de broches con sus personales muñecas de tela, las Martiukas, como protagonistas. Todas diferentes y todas tan irresistibles que pronto comenzaron a pedírselas. «No han dejado de hacerlo desde entonces, así que estoy pensando en la posibilidad de comercializarlas como una salida laboral o, al menos, como complemento a otro sueldo», dice. Hace broches y camafeos que luego cuelga en su facebook «y no paran de interesarse por ellos y de hacerme pedidos. Incluso la Diputación me ha propuesto incluir mis creaciones en su página de productos que se hacen en Lugo», dice. Por ello, aunque continúa preparando oposiciones, asegura que no dejará en vía muerta su ilusionante proyecto.

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