La respuesta es el cambio

EL TERREMOTO PARA algunos y el aviso para todos que supuso el resultado de la jornada electoral del pasado domingo ocupó la semana. Y seguirá. Por la respuesta de algunos sectores contra Podemos, el mensaje que todos los analistas leen en los resultados no ha sido aceptado e interiorizado por los responsables de la estructura de poder de los partidos políticos clásicos. Supondría su retirada: fallaron ellos. No es que se haya radicalizado la sociedad española, sucedió sencillamente que el electorado reaccionó frente a la dejadez en la defensa de sus derechos, el abandono de sus problemas y frente a la falta de respeto democrático real con el secuestro de las organizaciones partidarias por parte de quienes se han instalado ahí, en las estructuras de partido, como modo de vida y poder. No hay más méritos que los de resistir, saber escalar y acabar por dominar un partido. Otras capacidades profesionales para situarse en el mercado libre no se les conocen. El discurso dominante frente a Podemos no es el análisis y la autocrítica interna del funcionamiento de la política. La respuesta es un no tajante de algunos elementos de la vieja guardia socialista, como Manuel Chaves, frente a la propuesta de que el secretario general lo han de elegir todos los militantes. Viene a ser que el inmovilismo instalado y beneficiado en los grandes partidos no está dispuesto al cambio en el funcionamiento. Hay incluso quienes sostuvieron esta semana que el electorado no había sabido ver los cambios ni escuchado el mensaje de PP o de PSOE. Estamos ante la máxima expresión de quienes no quieren entender nada. En la dirección de que son necesarios cambios y asumir las causas que generan esa desafección electoral habló (y pocos más) Núñez Feijóo que puso el dedo sobre la herida de la corrupción y la falta de respuesta a los ciudadanos. Alertar a los ciudadanos frente a Podemos, en lugar de cambiar, no es el camino.

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