La reparación de la estalagmita de Lóuzara se retoma en Semana Santa

Miembros del club Maúxo, durante el proceso de reconstrucción de la estalagmita. EPL
photo_camera Miembros del club Maúxo, durante el proceso de reconstrucción de la estalagmita. EPL

Las entrañas de Lóuzara (Samos) albergan una de las cavernas de caliza más espectaculares de la comunidad gallega. Miles de años fueron necesarios para forjar las esculturas minerales que adornan la Cova Grande de Santalla, también conocida como Cova do Carballo, pero la acción humana echó por tierra el lento trabajo de la naturaleza en los últimos siglos. En el año 2006, personas desconocidas arrasaron la gruta. Provistas de una sierra radial, cortaron dos grandes estalagmitas de 45 centímetros de diámetro y casi dos metros de altura. Ahora, el club espeleológico Maúxo de Vigo trabaja en la reconstrucción de una de estas formaciones, labores que se iniciaron el pasado mes de septiembre y que prevén continuar en las fechas de Semana Santa.

Marcos Vaqueiro, presidente del club Maúxo, conoció la Cova Grande de Santalla en la década de los 90. Según constata, en las inmediaciones de la entrada se alzaban -desde el suelo y hacia el techo- dos grandes estalagmitas, cada una de ellas con un peso de varios cientos de kilos y una antigüedad calculada por los expertos en más de 100.000 años.

Pero en 2006 un grupo de ladrones accedió a la cueva y con ellos llegó el expolio. Con una sierra eléctrica cortaron sin piedad las dos formaciones, supuestamente para venderlas a coleccionistas o lucirlas como triste adorno en algún jardín privado.

Lograron llevarse una de ellas. Con la otra lo intentaron, pero finalmente desistieron. El enorme peso, su gran tamaño y las dificultades para moverse por el interior de la cueva les obligaron a cejar en su empeño. Aún así, el daño ya estaba hecho. La estalagmita permaneció en el interior de la gruta, pero fragmentada en tres partes y con gravísimos destrozos.

Primera fase

A lo largo del año 2009, los integrantes del club Maúxo ensayaron en laboratorio el proceso de reparación y, el pasado 25 de septiembre, iniciaron in situ la primera reconstrucción de un espeleotema -categoría en la que se incluyen las estalactitas y estalagmitas- que pone en marcha el colectivo vigués.

Fueron necesarias seis personas para poder mover parte de los restos de la formación calcárea, que se encontraban a 25 metros de distancia del lugar original. Para ello, se valieron de una camilla y de cuerdas, con las que poder salvar los desniveles de la cueva.

El trabajo de recomposición es totalmente manual. El primer paso consiste en localizar las piezas, luego -como si de un puzzle se tratase- se estudia cómo se conectan entre sí y finalmente se prepara un anclaje químico para darle consistencia al conjunto y se aplica resina de hormigones para soldar. El proceso es rápido al sol y a una temperatura de 25 grados, pero las condiciones del interior de la caverna no son las más óptimas. Por esta razón, se dejó reposar y en los días de Semana Santa, coincidiendo con un campamento de trabajo del club Maúxo en la zona O Courel, se iniciará la segunda fase de reparación.

Lo primero será comprobar si el adhesivo realizó su trabajo. Después, se hará una operación similar a la realizada en septiembre con otros restos de la estalagmita localizados en el interior de la cueva. En este caso, se trata de trozos más pequeños, que podrán ser transportados por un número menor de personas y sin necesidad de usar una camilla. El tercer fragmento de la estalagmita destrozada sigue desaparecido.

Protección

Los graves daños registrados en la Cova de Santalla de Lóuzara -en cuyo interior también se realizaron pintadas- movilizaron a los vecinos de esta zona de Samos. En el año 2007, constituyeron formalmente la asociación cultural Fonte da Cova, que tiene entre sus objetivos la conservación de la histórica gruta.

Desde este colectivo, impulsaron hace casi tres años la colocación de una puerta para controlar la entrada a la cavidad y preservarla de ataques. Además, se encargan de coordinar las visitas a su interior, con lo que se evita cualquier acto de vandalismo.

De cara al futuro, pretenden también levantar un pequeño muro para proteger más la cueva y mejorar los accesos con la construcción de unas escaleras de piedra, proyectos para los que buscan financiación. El objetivo de la asociación samonense es claro. «Gústanos que a xente veña visitar a cova, pero sen causar danos e con respecto», explica su secretario.

  • Los murciélagos de la cueva suscitan el interés de biólogos. La Cova Grande de Lóuzara no sólo suscita el interés de los espeleólogos por sus impresionantes formaciones minerales, sino también el de los biólogos por ser un importante refugio de murciélagos cavernícolas. Así, el equipo de investigación encargado del plan de conservación de estos animales en Galicia visitó la cavidad en el año 2009 para realizar un trabajo de campo. En la comunidad gallega se contabilizan 18 tipos de murciélagos, todos ellos protegidos, de los cuales siete tienen la consideración de vulnerables en el catálogo gallego de especies amenazadas.
  • Un cierre específico. La presencia de estos quirópteros fue uno de los aspectos que se tuvieron en cuenta a la hora de cerrar la cueva en el año 2008. Por ello, y siguiendo las directrices que marcó la Consellería de Medio Ambiente, se dotó la gruta de una puerta provista de barrotes horizontales, con lo que se posibilita la entrada y salida de los murciélagos. Según explica el secretario de la asociación Fonte da Cova, en su interior reside una población de estos animales formada por 44 ejemplares.
  • Guías de turismo. La cueva de Lóuzara fue descubierta años atrás por el propietario de los terrenos en los que se asienta quien, de forma casual, se encontró con esta catedral subterránea cuando seguía el rastro de sangre de un zorro herido. Desde entonces, es uno de los grandes atractivos de esta zona de Lóuzara, por lo que, según señala José Antonio García Jurjo, figurará en las guías de turismo que preparan el Concello de Samos y la asociación Serra do Édramo. En su opinión, es una forma de dar a conocer y, al mismo tiempo, buscar protección para una cavidad con miles de años de historia.

JOSÉ ANTONIO GARCÍA JURJO, secretario de la asociación cultural Fonte da Cova:
"Coñezo a cova dende os oito anos. Estaba intacta e a xente era respectuosa"

José Antonio García Jurjo, concejal de cultura en Samos y secretario de la asociación Fonte da Cova, es una de las personas que mejor conoce la gruta de Santalla de Lóuzara. Tenía unos oito años cuando la visitó por primera vez. «O cura, Manuel Mato Mouriño, e a mestra, María Josefa Díaz Abelairas, leváronnos a todos os nenos da escola. Por aquel entón, a cova aínda estaba intacta. Non había porta, pero a xente era respectuosa», asegura.

Las impresionantes formaciones minerales dejaron estupefactos a los niños de Lóuzara, algunos de los cuales todavía conservan como recuerdo una fotografía tomada dentro de la gruta, donde las estalagmitas y estalactitas configuraban, en palabras de García Jurjo, un escenario similar «a unha capela».

Según explica, en aquellos tiempos su familia era la propietaria de una cantina en las inmediaciones de la cueva y él, con apenas diez años de edad, ya ejercía de guía para los visitantes que se acercaban a conocer la espectacular caverna.

«Daquela xa viña xente andando dende o balneario do Incio para ver a cova», afirma este vecino, quien todavía hoy continúa mostrando la gruta a todas aquellas personas que previamente lo solicitan. «Vén moita xente en plan turismo, pero tamén se achegan persoas entendidas na materia coma espeleólogos e xeólogos», constata.

García Jurjo lamenta los daños que sufrió la Cova Grande en los últimos años, atribuidos a grupos presuntamente organizados. «Tiveron que ser varias personas, porque as pezas que romperon poden pesar 400 ou 500 quilos», calcula el samonense, quien sólo encuentra una explicación para estos actos vandálicos. «Crerán que son pezas bonitas para poñer en xardíns», critica.

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