La relevancia del palco

ES DIFÍCIL imaginarse cualquier aldea gallega, por remota e inhóspita que sea, sin su palco o su campo de la fiesta. Y si es de piedra, mejor todavía. Algunos no se utilizan a lo mejor más que una vez al año, pero una aldea que se precie no puede prescindir de tal elemento urbanístico o arquitectónico. A veces, ni siquiera se utiliza en las fiestas, porque las orquestas de turno vienen con su propio palco, y más si son grupos de importancia. Pero hay que tenerlo, e incluso buscar fondos para mantenerlo bonito, aunque sólo sirva para que jueguen los (escasos) niños. En las aldeas pequeñas, éstos son los que más disfrutan de los palcos: les encanta ponerse justo debajo viendo la actuación y, por qué no, subir.

Porque en el fondo un palco es símbolo de muchas cosas: de poder, de visibilidad... de autoridad: se empieza con el estrado al que se sube el profesor y se acaba con el palco desde el que habla el político; también los púlpitos de las iglesias son un trasunto de estos palcos, y de hecho, es desde estos últimos desde donde se ofician las homilías en las misas campestres.

Como símbolo de poder, los políticos parecen predestinados a los palcos, aunque lo que ahora se lleva es ponerlos a ras de suelo en las campañas electorales, al mismo nivel que el votante. Desde arriba, el candidato da idea de superioridad, mientras que desde abajo lo que da es impresión de colegueo: mira, soy como tú, me pongo a tu altura. Pero lo que mola es la versión desde arriba, que alguna desventaja tiene: te convierte en un blanco fácil cuando, por ejemplo, empiezan a tirar tomates.

Pero lo normal, aunque mucho nos tememos que todo, incluidos los tomatazos, se andará (que le pregunten a Berlusconi), es que los palcos se llenen de gente. En los pregones hay auténticos problemas de inflación: claro, los organizadores tienen que dar tantas gracias (tantas como subvenciones o apoyos de otro tipo reciben) que no les queda más remedio que subir a todo el mundo arriba. Así, uno a veces se encuentra con fiestas donde hay más gente siendo mirada que gente mirando.

Por eso no es de extrañar la polémica que se ha montado en Chantada por las autoridades que fueron invitadas a subir al palco en la Feira do Viño y las que no: el PP ha querido ver ahí una manipulación política por parte del bipartito gobernante. En el fondo, las quejas populares no son una novedad: se enmarcan en esos roces que siempre se montan por cuestiones del protocolo. Esta misma semana, por ejemplo, hemos oído al alcalde de Lourenzá quejarse de que a la inauguración del parque de bomberos de Barreiros no fueran invitados los regidores del PP y sí los del PSOE y el BNG (gobernantes en la inauguradora Diputación, que, a su vez, en alguna ocasión han tenido roces con la Xunta del PP).

Y uno, la verdad, acaba entendiendo estas quejas... en parte. Porque unas mínimas normas de urbanidad obligan a tener algo de cortesía con el enemigo o el rival. Por Lugo aún se recuerda el día en que un presidente de la Xunta llamado Manuel Fraga le tiró de las orejas a su séquito porque habían ‘olvidado’ invitar a un acto al alcalde, el socialista López Orozco. En todas partes cuecen habas.

Aunque ahora lo que se lleva es pasar de todo, y a veces las clausuras, inauguraciones o lo que sean se convierten en una procesión de cargos con el mismo color. Y entonces, los políticos se acaban apelotonando, tanto en el palco, donde ya no cabe un alma más, como en las primeras filas, o sea, al pie del palco... igual que los niños en las fiestas de pueblo.

MUNICIPALES 2011. Las batallas que vienen

A medida que se acercan las elecciones, vamos atisbando algunas de las grandes batallas que nos esperan. Ya teníamos conocimiento de la de Chantada, y tampoco hay que despistar Vilalba y Begonte, que realmente pintan muy mal para el PSOE. Los socialistas begontinos han respondido con una pataleta a algo que era de imaginar cuando pactas con alguien que fue 30 años del PP. Y tampoco se puede perder de vista Portomarín, donde es difícil especular con lo que puede ocurrir tras el 22 de mayo si no hay mayorías claras, a la vista de la gresca continua en que están instalados los supuestos amigos gobernantes. ¿Se atreverán a repetir bipartito si es necesario?

LUGO. Compañía enferma

Hay especialistas que aseguran que los árboles lo pasan mal en compañía de los humanos, o, mejor dicho, en compañía de los que habitan en las ciudades, con sus ruidos, sus humos, su tráfico. Por eso no resulta extraño que los árboles del parque Rosalía de Castro de Lugo presenten un aspecto tan lamentable. Es el peaje que tenemos que pagar por tener de compañía otros seres vivos que no sean de nuestra especie.

A 40 por la autovía. La foto, tomada hace unos días en las obras de la autovía A-54 en Montecalvo, podría ser un símbolo de cómo van algunas de las infraestructuras programadas para la provincia de Lugo. Con la crisis ha habido que hacer dos montoncitos virtuales con los proyectos: por un lado, los paralizados; por el otro, los ralentizados, como es el caso de esta autovía entre Lugo y Santiago. Confiamos en que dentro de poco desaparezca esta señal de obras y que los proyectos programados adquieran una velocidad mayor. XESÚS PONTE

PINCELADAS

Hospital. Apañados estamos: PSOE y BNG piden para el Xeral de Lugo algo que tendría que hacer la Xunta del PP; los populares proponen algo que tendría que ejecutar el Gobierno socialista.

Seísmo. Japón nos tiene ‘atacados’: hasta temblorcillos de 3,2 inquietan.

Lugo. Se podría resumir la historia reciente de España contando los que tuvieron que ver con la nueva depuradora.

O RECORTE ♦ Mellor o cárcere

El Progreso, 17-3-2011, p. 7É case mellor seguir tres anos máis no cárcere que estar ese tempo sen visitar o hiper, señoría. E menos mal que hai outro en Lugo, que, se non, habería que coller o coche e ir cada fin de semana á Coruña a facer a compra. Porque... como se pode vivir sen facer a compra no centro comercial ou sen ver as ofertas, ou sen pegarlle á veciña que levou o último folleto publicitario ou sen ir nese momentiño en que están dando a probar queixos? Aínda que agora haberá que ver como se cumpre a sentenza: poñerán carteis coas caras das señoras en todas as entradas? Instalarán un detector?

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