Tal y como reflejan los datos de Instituciones Penitenciarias, la provincia lucense dispone actualmente de 135 plazas para realizar trabajos en beneficio de la comunidad. De este total, 38 puestos son ofertados por los ayuntamientos, otros 13 por diferentes ONGs, y los 84 restantes por los dos centros penitenciarios de la provincia: 47 en Bonxe y 37 en Monterroso.
Las condenas a 31 días de trabajos comunitarios prescriben al año, por lo que en noviembre de 2009, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias amplió el catálogo de vacantes para evitar que las penas prescriban por falta de plazas, tal y como ocurrió con cierta frecuencia en la primera etapa de la reforma penal de diciembre de 2007.
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CUMPLIMIENTO Los condenados pueden hacer en Lugo cursos de seguridad vial de 20 horas |
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Desde hace un año, el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas imparte los talleres todos los lunes en el Maruja Mallo Desde septiembre del pasado año, el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas de Lugo -que depende de Instituciones Penitenciarias- imparte talleres de seguridad vial para los condenados a trabajos en beneficio de la comunidad por delitos de tráfico. Los cursos, que tienen una duración de veinte horas, se imparten todos los lunes de nueve a dos del mediodía en el centro social Maruja Mallo. Estos talleres están destinados a los infractores cuya condena no supera las 40 jornadas de trabajo y que prefieren asistir a los cursos que realizar otro tipo de tareas, como trabajos de jardinería, mantenimiento o limpieza, entre otras. Desde el servicio lucense explican que en la primera sesión tratan de concienciar a los asistentes sobre los accidentes de tráfico como un problema de salud pública, mientras que en la segunda analizan los efectos del alcohol y las drogas en las actuaciones al volante, «ya que la mayor parte de los asistentes fueron condenados por conducir bajos sus efectos», afirman. Lo talleres continúan con una jornada sobre seguridad y velocidad, y llegan a su fin con un curso sobre situaciones de estrés y técnicas para afrontarlo. «Son talleres participativos y además de las clases presenciales, los penados tienen que hacer trabajos y ejercicios en casa», explican. Valoración El servicio lucense asegura que los penados valoran «positivamente» los cursos. «Los talleres cumplen perfectamente su función de concienciación. De hecho, hasta el momento no tenemos conocimiento de reincidentes», comentan. Por ahora, los cursos -a los que asisten hombres y mujeres de entre 20 y 60 años- se imparten solo en la capital, aunque están abiertos a gente de toda la provincia. El problema es que muchos tienen el carné retirado y no se pueden desplazar. GALICIA
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