La pontesa Isabel Fraga obtiene la máxima calificación por su tesis doctoral

Recién instalada en Alemania, codirige un proyecto que lucha por apoyar a los jóvenes investigadores de todo el mundo. "El nivel de los gallegos es altísimo", asegura
La pontesa Isabel Fraga Domínguez
photo_camera La pontesa Isabel Fraga Domínguez

Dicen que más tarde o más temprano el sacrificio tiene su recompensa. Eso es a lo que aspira la química pontesa Isabel Fraga Domínguez, que ha dedicado los últimos años de su vida y todos sus esfuerzos a una tesis doctoral, por la que ha recibido la máxima calificación de dos universidades europeas.

Ahora, solo espera poder hacerse un hueco en el mundo de la investigación, donde se siente como pez en el agua, y desde donde trabaja, codirigiendo la red europea Open, que intenta apoyar a los jóvenes investigadores que trabajan en el campo de la electrónica y fotovoltaica orgánica.

"Mis funciones en Open pasan por coordinar las acciones del comité, dirigidas a obtener financiación para sustentar nuestras actividades. Además, me encargo de mantener informados a los miembros de todos los movimientos", comenta Isabel, que también organiza reuniones anuales en diferentes puntos de Europa, y que tienen como objetivo mejorar la formación y las posibilidades de futuro de los miembros de esta entidad.

Hasta llegar aquí, ella, al igual que muchos otros cerebros privilegiados, ha tenido que abandonar su casa, su entorno y su familia en busca de un futuro prometedor, ajustado a los méritos que ha ido cosechando a lo largo de sus 27 años de vida.

Le apetecía probar suerte y consideró que era una gran oportunidad iniciar una andadura en el extranjero. Lo hizo en 2010, cuando se trasladó a Francia para realizar un doctorado, gracias a recibir una beca Marie Curie, financiada por la Unión Europea.

Allí coincidió con estudiantes de medio mundo. "Este tipo de ayudas lo que buscan es la variedad de nacionalidades. En el proyecto era la única española, pero tenía compañeros de India, Francia, Italia, Ucrania, Polonia, Rusia y hasta de Madagascar", cuenta Isabel, mientras intenta explicar en qué ha consistido su trabajo de los últimos años.

"Mi investigación de doctorado, que realicé en cotutela en la Universidad Blaise Pascal, en Francia, y la de Aston, en Reino Unido, se basa en el estudio de los mecanismos de degradación de materiales orgánicos presentes en las células solares", comenta la joven pontesa, mientras explica para el común de los mortales que su objetivo no era otro que intentar buscar más posibilidades de aplicación para los paneles solares, utilizando otro material que no fuera el silicio.

Su tesis fue un éxito. Recibió el reconocimiento de un jurado compuesto por ocho miembros, con profesores ingleses, franceses y hasta examinadores externos de otras universidades europeas.

Una vez más, Isabel, que ya consiguió Matrícula de Honor en el instituto, el Premio Universidade da Coruña á Excelencia Académica y el Premio Extraordinario de Licenciatura en Química, demostró que el futuro de la investigación está en casa y no fuera.

"El nivel de los investigadores gallegos es altísimo. El problema es que estamos limitados por las condiciones y la falta de infraestructura", intenta argumentar la pontesa, que no descarta regresar algún día. "Me gustaría volver, pero necesito ciertas garantías y estabilidad", dice, mientras espera a que llegue su gran oportunidad, ahora, en Alemania. 

Comentarios