La 'pesadilla' del desembarco de descartes pesqueros deberá ordenarse antes del 2019

Un pincheiro de Celeiro hizo pruebas de selección con merluza en Gran Sol pero el bacalao o las rayas 'dan problemas'
Auditorio abarrotado en la Cofradía de Celeiro durante la intervención de Ramón de la Figuera
photo_camera Auditorio abarrotado en la Cofradía de Celeiro durante la intervención de Ramón de la Figuera

Una gran pesadilla. Así califica el propio Ministerio de Pesca la labor de articular en las flotas el mandato comunitario de no arrojar al mar los descartes de la pesca, bien porque son capturas por debajo de talla o peces para los que el barco no tiene cuota. Hasta la fecha se han ido incorporando algunas pesquerías, con bastante flexibilidad, pero en 2019 la obligación alcanzará a todos los barcos y en enero próximo habrá que elevar a la UE una recomendación conjunta de cómo hacerlo. Así lo explicó el viernes Ramón de la Figuera Morales, subdirector general del Caladero Nacional, Aguas Comunitarias y Acuicultura del ministerio español, durante las jornadas del sector que organizan la Cofradía de Celeiro y Puerto de Celeiro.

El problema parece mejor enfocado en los barcos del pincho que en el arrastre y en las pruebas de selectividad que ha realizado la Secretaría General de Pesca ha participado un barco de Celeiro pero De la Figuera dice que «el sector tiene que pensar en hacer campañas y probar cosas» para minimizar los descartes a bordo. Ahora mismo hay especies conflictivas que abocan su gestión a un ‘cuello de botella’ y son las rayas, gallos, besugos, bacalao... En el primer caso el Gobierno trabaja en solicitar excepciones para el arrastre cuando pesca mucha meiga pequeña pero la negociación europea se presume dura y requerirá presentar una propuesta conjunta de todas las flotas.

«Con las rayas no tenemos apenas cuota -reconoció el subdirector general- y si vienen muchas nos exponemos a que los barcos tengan que volver a puerto ya en marzo, pero intentaremos que no suceda. También podría ocurrir con nuestros palangreros que faenan al oeste de Escocia y deban desembarcar bacalaos para los que España no tiene cuota». Este problema, según explicó, afectaría a la inversa con la merluza, pues son los barcos escoceses los que carecen de cuota, al no ser su especie objetivo. Pero hay otros casos como el ochavo, que toda la pesca la tiene Irlanda. No parece fácil encajar todo ello en la obligación de cumplir con el Rendimiento Máximo Sostenible, que fija la máxima extracción que puede hacerse para todas las especies que entran en el aparejo. Y ahí las hay muy productivas (merluza en el caso español), poco (besugo) o nada productivas (raya).

De la Figuera apostó por manejar todo ello atendiendo a mix, como pueden ser la merluza, gallo y rape en el arrastre o solo la merluza en el palangre y la volanta. Sobre la cigala, dice que no tiene sentido retener a bordo la de talla pequeña y sin apenas valor comercial, porque además si se devuelve al mar tiene una alta supervivencia. Pero los arrastreros sí deberán desembarcar en 2017 un 20% de descartes de merluza.

Las reacciones en el auditorio de armadores y representantes de asociaciones pesqueras fueron, como de costumbre, escépticas, sobre todo ante la evidencia de gran abundancia de merluza en Gran Sol (no así en el litoral cantábrico) y su convencimiento de que habría que pescar mucha más que la cuota autorizada actualmente. Hay pescadores que temen incluso que esté comiendo y diezmando gravemente a otros peces y desequilibrando la biomasa.

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