La personalidad y el culto a la disciplina de 'El Curita'

La sobriedad externa, la sequedad y el pragmatismo definen una personalidad especial en el banquillo del Guadalajara. Como recién salido de una alcoba de El Escorial, Carlos Terrazas destaca por un aspecto ascético y un ideario futbolístico rayando en el calvinismo.

Apodado ‘El Curita’ por su apego al color negro de sus vestiduras, Terrazas es una figura especial, una rara avis con una trayectoria prolífica en cuanto a equipos y éxitos en el fútbol modesto.

Su propio origen no es el usual en el universo de un deporte que tiene más de espectáculo mediático que de otra cosa. Nacido en Bilbao en 1964 de padres violinistas profesionales, el culto al trabajo fue su credo desde pequeño, algo que se ha reflejado en sus equipos, que han rezumado esfuerzo y disciplina como el camino de un éxito incuestionable.

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