La magia juvenil de O Golpe

La música les unió y las ganas de tocar lo que les gusta hizo el resto. Para estos seis jóvenes músicos, de entre 13 y 16 años, el perder el tiempo no forma parte de su vocabulario y el riesgo tampoco, por eso se han lanzado de lleno a la piscina sin más pretensiones que pasarlo bien, y lo que tenga que venir, vendrá.

Así lo ven Álvaro Crego, Xoel Xeada, Nuno García, Gabi Bermúdez, Xabi Doural y Jesús Amor, componentes de O Golpe, «coma o raposo», aclaran los jóvenes músicos, a puntito de celebrar su segundo concierto, que será esta noche en el pub Atalaia, de O Valadouro, porque su estreno tuvo lugar hace unos días en el bar Miranda burelés.

A pesar de su juventud, todos atesoran gran experiencia en el mundo de la música, en la que empezaron de críos, pero lejos de ser una afición pasajera, enseguida se convirtió en parte de sus vidas. A ella siguen dedicándole mucho tiempo, pues todos ellos forman parte de las bandas de música de su localidad, Jesús y Xabi, de la de Foz, y el resto de la burelesa, aunque Nuno es de O Valadouro, por lo que el concierto de hoy será especial. «Para min é coma un sono, porque hai nada que empecei a ir a mirar á xente que tocaba e agora vou seu eu quen esteña enriba do esceario», explica, con el tesón que implica ser el mayor del grupo.

La idea de crear un conjunto fue una especie de arrebato que empezaron a madurar en el Seminario de Jazz que se celebró en Burela el pasado mes de julio, donde tuvieron la oportunidad de tocar juntos en una ‘jazz sessión’ con la que concluía cada una de las jornadas del curso, una experiencia que les gustó y les animó a seguir juntos.

Nombre

Elegir un nombre fue el paso siguiente. «Teníamos claro que queríamos un nome autóctono e se nos ocurreu este un día que eu levaba posta unha camiseta de ‘Los Suaves’ coa cara dun gato, o que nos levou a pensar no rapaso e, por iso, o do golpe, polo animal», relata Nuno.

Dos guitarras, un bajo, un saxo, un trombón y una batería conforman los instrumentos de esta formación, que tiene mucho que agradecer a sus padres, tanto a los biológicos, que se encargan de llevarlos y traerlos a los ensayos y donde haga falta, como a los musicales, pues Israel Arranz les presta los equipos, y Roberto Bouça les cede el local de ensayo de la banda.

Poco a poco, han creado un repertorio que llega ya a la decena de temas, canciones de lo más variado, pues en el gusto de estos chavales lo mismo mismo tiene cabida el jazz que el rock. «De momento, o único que queremos é seguir tocando, que é o que nos gusta, e se vai saíndo algunha actuación, estupendo, aínda que non nos importaría nun futuro poder vivir disto», afirman.

Para eso, aún les faltan mucho, pues a punto están de iniciar un nuevo curso escolar (desde segundo de la ESO a primero de Bachillerato), en el que las notas son los primordial, algo en lo que de momento estos chicos no tienen ningún problema, pues todos son unos excelentes estudiantes.

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