La lucense que rechazó a Noriega

La lucense Ana Lucía López.
photo_camera La lucense Ana Lucía López.

¿Quién osa rechazar a uno de los galanes del cine español como Eduardo Noriega? Pues la lucense Ana Lucía López Espinosa, que con tan sólo 19 años se ha colado en todos los hogares españoles protagonizando el último spot de la cadena alimenticia McDonalds. Veintidós horas para 20 segundos, así resume el rodaje, que califica de «divertido», aunque también agotador.

«Todos están pendientes de ti, te tratan muy bien, aunque los cástings son duros, porque tienes que hablar ante la cámara en un cubículo blanco», comenta. «Siempre hago cástings, por ejemplo, también estuve en el nuevo de Ikea, el de ‘Tengo derecho a mi fiesta’, pero al final cogieron a una señora mayor».

Lo de McDonalds fue distinto. A los tres días ya tenía confirmado su papel, aunque el trabajo llegase a deshoras. «Vinieron a buscarme a casa a las tres de la mañana para el anuncio, y allí me fui con pintas de ‘teletubbie’», dice entre risas.

El mundo del cine es duro, al parecer. Y que conste que no es su primera experiencia ante las
cámaras. Participó haciendo de estudiante de intercambio en la película ‘Fuga de cerebros 2’ —que está pendiente de estrenar— y le han llegado propuestas como la serie ‘Homicidios’, con Eduardo Noriega.

Sí, el Eduardo es guapito, «pero tenía que quedarme en bolas», ataja, por lo que rechazó el papel. «Esto es como un hobby y estoy en la agencia Vanity, de Madrid, por si sale algo».

Un hobby con el que se ha vuelto una ‘celebrity’ en Lugo, al menos para sus abuelos, que están enchufados a la televisión día y noche para ver salir a la niña, quien por otra parte se plantea un futuro más estable.

Ayer hablaba por teléfono mientras viajaba en el metro madrileño, recorriendo barrios en búsqueda de nuevo piso. Está dudando entre Fuencarral o Chueca, ya que este curso continúa sus estudios de publicidad en la Miami Ad School, que desde 1993 ha formado a los creativos y ‘planners’ más relevantes del panorama publicitario mundial. Desde que nació la escuela en Madrid en 2004, sus graduados son contratatados en las mejores agencias de publicidad, nacionales y de otros países del mundo. Ya se habla de la ‘Generación Miami’. Ana quiere
pertenecer a ella, ya sea delante o detrás de la cámara.

A su padre, José Manuel, le hace mucha gracia —literalmente— que la pequeña se dedique a
la figuración. No obstante, Ana tiene las ideas muy claras: publicidad, publicidad y publicidad. A ser posible, como creativa. Para eso se ha matriculado en uno de los centros más prestigiosos en la materia a nivel planetario.

Y eso que no sólo le han ofrecido participaciones en series como el próximo estreno de Telecinco, sino también en ‘El barco’, uno de los buques insignias de Antena 3.

Ella va y viene. Y entre vaivenes echa de menos Lugo. Esa tranquilidad. La capital española tiene sus cosas culturales para estar entretenido, pero hay que sortear el tráfico o los altos precios para disfrutar de un café en una terracita, como hacen los lucenses de toda la vida en la Praza Maior.

¡Ah!, y la lluvia. «Siempre nos quejamos de la lluvia, pero la echo de menos; aquí el clima es muy distinto». Lo que está claro es que para Ana no llueve sobre mojado. Joven, bonita y con las ideas blancas y en botella. Más claro, pues agua. Por cierto, el anuncio que la ha convertido en un poquito famosa va de una ‘groupie’ que en un Mc- Donalds se topa con su cantante favorito. La contrata para hacerle unos coros y acaba convirtiéndose en una cantante con disco incluido, mucho más célebre que su adorado ídolo. «Hasta gano un premio Grammy». Todo por un euro. Una hamburguesa. Eso es lo que vende McDonalds, claro.

Ana asume que sobre la polémica empresa existen amores y odios. «Cuando terminé el rodaje quería comerme la hamburguesa del anuncio y me avisaron de que era de mentira, es decir, que estaba barnizada... las típicas que ponen para los anuncios. Las que te ponen por un euro son pequeñas, pero si es comida basura, con grasas, lo es como puede ser un churro. Te dan un trocito de pan, con un cachito de carne y eso es real. No entro a ver si es carne de primera o no».

Por un euro, ¿qué más se puede pedir?

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