El párroco Luis Rodríguez Patiño es un hombre entre dos mundos, el de las críticas de la cúpula eclesiástica ante sus reiteradas denuncias y el del respaldo de los fieles que se implican en las actividades, sobre todo en la asistencia a la primera Uned Sénior Rural de España.
en el ojo del huracán. Es un hombre polémico. Un cura rural sin pelos en la lengua. Un dinamizador situado en «la cuerda floja» ante la cúpula eclesiástica y el más alto de los altares a los ojos de sus fieles. Luis Rodríguez Patiño, más conocido como el cura de Xestoso, siempre da que hablar, pero tras sus «locuras» se esconde un hombre inteligente y comprometido con los demás.
Un año más la fiesta pagana por excelencia, el Carnaval, llegó a sus iglesias. ¿Cómo empezó?
Surgió de forma espontánea hace más de doce años y ya se conoce a nivel nacional e incluso internacional (ríe). El Carnaval en la iglesia es una provocación, pero no se trata de faltar al respeto a nadie, y no se debe sacar de contexto. Son pequeñas parroquias, comunidades en las que se vive de otra forma y lo que se busca es que la sociedad aproveche la iglesia para una conviviencia más, además de darle un toque de felicidad a la vida. No es el cura haciendo tonterías, la gente se interesa y son ellos, mayores y pequeños, los que deciden venir disfrazados. Lo único que se pide es respeto en la iglesia y levantar la careta para comulgar.
Desde la cúpula eclesiástica, ¿hubo tirones de orejas ante esta cita?
Trascendió a los medios y el obispo anterior -José Gea Escolano- me llamó para tirarme de las orejas. Soy misionero comboniano y de ahí mi perspectiva diferente, porque un misionero coge todo lo que hay en un pueblo, no tira las costumbres, que también sirven de ilusión. Como respuesta, le envíe una publicación de una misa rociera en A Coruña. ¿Por qué esa tradición vale y no el Carnaval?
