La hipocresía democrática

El ejercicio de hipocresía democrática roza la indecencia cuando un proceso judicial se pervierte desde el territorio partidista de la política. Es legítimo opinar sobre los casos Garzón y Gürtel o sobre la sentencia del Estatut. Pero cuando el doble rasero se utiliza a la carta, a la conveniencia de intereses propios, se está usurpando la separación de poderes para incurrir en la demagogia egoísta de la ideología. El acto con el que los sindicatos agasajaron a Garzón forma parte de lo legítimo y la lógica política. Las centrales son de izquierdas e identifican la libertad y la justicia con sus propios intereses. De hecho no han sido capaces de manifestarse tan nítidos contra casi 5 millones de parados porque simpatizan con un Gobierno correligionario. Pero convertir la Universidad de todos en un espacio de apología de la confrontación ha despertado viejos fantasmas totalitarios al confundir un régimen mitinero de pensamiento único con la democracia. Esa culpa hay que dejarla caer sobre el agitador ex fiscal Villarejo, el señorito andaluz Zarrías y el rector Berzosa, conocido militante de la ceja que también levanta Garzón. Porque si la democracia ha de ser garante de las libertades colectivas, la justicia igualitaria y el Estado de Derecho, la actuación del Supremo y del Poder Judicial contra Garzón no puede ser renegada y doblegada en favor de un juez que se ha creido por encima del imperio de la Ley. Por tanto, con estos akelarres puede haber una vulneración de nuestro sistema constitucional.
Garzón es acusado de prevaricación por actuar, presuntamente, al margen de la ley, y no por abrir una causa contra el franquismo. Esa es una falacia que trata de convertir en verdad absoluta una mentira que está manipulada de origen. Existe una ley de amnistía que si valió para archivar la querella contra Carrillo por Paracuellos. Garzón escribió a Botin para que el Santander pagara sus conferencias en Nueva York y después archivó un sumario contra el banquero. Garzón ordenó unas escuchas ilegales en la cárcel entre abogados e imputados del caso Gürtel que han sido declaradas nulas. Y claro, si una actuación sólo es válida cuando va en una dirección concreta al servicio, casual o no, de unos intereses políticos determinados, algo terrible desvirtúa las garantías democráticas que nos dimos todos con la Transición.

Si la Fiscalía ha actuado de oficio en casos similares al del patrimonio de Bono cuando se trataba de dirigentes del PP, ¿ por qué es ahora distinto?. Este es otro ejemplo claro del doble rasero que tanto perjudica la credibilidad de nuestra monarquía parlamentaria. Y por eso hemos de tener cuidado con la transformación de asuntos judiciales en sumarísimos de memoria histórica, en confrontación guerracivilista de manera irresponsable.
En este resbaladizo terreno de la justicia encontramos otros asuntos que son objeto de clara utilización política. El caso del Constitucional con el Estatut, debatiendo casi cuatro años una sentencia que ha permitido la aplicación de una reforma que planteó dudas constitucionales, clama la decencia de un país serio con clara vocación de convivencia en igualdad territorial. Porque no es que no hubiera una decisión, sino que se ha dormido la sentencia hasta que el calendario electoral marcó la fecha.

En toda esta maraña judicial no hay que olvidar que al menos dos reformas se han hecho por la imposición de una mayoría que volteó sin consenso asuntos de Estado. Hablo del modelo territorial y de la memoria histórica, impulsadas por el zapaterismo como método de confrontación electoral, y de cuyos polvos emanan estos lodos. Lo mismo sucede con la crisis y el "paro masivo" del que ya habla el Gobernador del Banco de España. La terquedad con la que el Gobierno ha afrontado la crisis desde hace más de 2 años nos deja 5 millones de parados y una economía peligrosa para la zona euro. ZP vuelve a tropezar en la reforma laboral después del teatro Zurbano, y los sindicatos se hacen fuertes en su manejo de la paz social.

AL CIELO AL INFIERNO
Antonio del Castillo Carlos Berzosa

Un padre satisfecho. El padre de Marta del Castillo mostró su satisfacción por el auto del juez que imputa a Carcaño un delito de asesinato y dos violaciones. Al cielo por su serenidad pese a estar viviendo un auténtico calvario. Cielo que comparte con el magistrado sevillano Francisco de Asis Molina, autor de un silencioso trabajo sometido a enorme presión y fallos políticos.

El rector rojo. Es conocido por su afinidad al PSOE y su respaldo a esa corriente de intereses ideológicos de la subvención y la supuesta intelectualidad de cineastas, escritores y otras hierbas. Pero el rector mitinero se excedió al ceder el territorio neutral del saber para un acto guerracivilista. Infernal, como los temerarios ex-fiscal Villarejo y el getafense Pedro Castro.

PRIMERA PERSONA
♦ Barreda. El presidente socialista de Castilla-La Mancha impide la comisión sobre la Caja que arruinó su compañero Moltó.

♦ González. El PSM pide la imputación del segundo de Aguirre en el caso Gurtel, y otros cargos del PP, uno ellos muerto. ¿Y los contratos de Fomento con Teconsa, una empresa de la trama?

♦ Zarrías. Frustrado meritorio de cortijo andaluz.

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CHISMES
Estrategias. El PSOE reactiva la extrema izquierda disfrazando el caso Garzón de juicio al franquismo. El PP contraataca con el doble rasero socialista y abanderando los valores democráticos de la Transición.

Gallego argentino. Darío Rivas, el descendiente de gallegos que impulsó la demanda en Argentina contra los crímenes del franquismo, es hijo de un alcalde fusilado en Castro de Rei (Lugo).

Bonogate. El presidente del Congreso llevó su patrimonio al fiscal. Las malas lenguas relacionan su hípica de Toledo con Lugo. Declara más de un millón de euros al año, gracias a los caballos, las joyerías de Tous y un adelanto a cuenta de sus memorias (220.000 euros de Planeta). Y demasiados áticos.

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