La guerra del minifundio

Un vecino visita la huerta que ya habían preparado para sembrar. toño parga
photo_camera Un vecino visita la huerta que ya habían preparado para sembrar. toño parga

En Galicia los conflictos por la propiedad de la tierra son un mal casi endémico y no hay municipio o parroquia en el que alguno de sus vecinos no haya recurrido alguna vez a los tribunales para aclarar donde está un marco de una propiedad o cuáles son los lindes de una parcela.

Los residentes en la parroquia quiroguesa de Hospital se encuentran ahora en esa tesitura y una iniciativa que en un principio se planteaba como altruista semeja que va a darles más de un dolor de cabeza y les obligará a pasar por los tribunales.

Las pasadas navidades los supermercados y el comercio local de Quiroga pusieron en marcha una campaña de recogida de alimentos para donar a Cáritas. El éxito fue espectacular y los residentes en la zona, además de colaborar con macarrones, aceite, harina o arroz también donaron huevos, chorizos y alimentos de sus casas y sus huertas.

La idea cuajó tan bien que con la llegada del buen tiempo un grupo de vecinos decidió recuperar la antigua huerta de la casa rectoral de la parroquia de Hospital, un terreno abandonado y comido por las zarzas, para ponerlo en cultivo. La idea era que toda la producción de la huerta, que gestionarían y labrarían los vecinos voluntariamente, se destinase a Cáritas.

La comunidad habló con el párroco y con el buen tiempo los trabajos se iniciaron. Se desbrozó la maleza, se acondicionó la parcela, rodeada por un gran muro, y un grupo de mujeres comenzó a plantar las primeras hortalizas.

La sorpresa llegó cuando los propietarios de una parcela colindante interpusieron una denuncia porque consideraron que los agricultores estaban trabajando en una huerta que era de su propiedad y no de la Iglesia. Con las demandas en curso, la plantación está parada y un juez deberá decidir si el terreno es de la Iglesia o del denunciante.

Siglo XVIII
Los lugareños apuntan que, según diversa documentación, en el siglo XVIII los antepasados de los denunciantes donaron a la Iglesia una parcela en la que el Obispado habilitó una casa rectoral, un pozo y una huerta, que, hasta finales del pasado siglo trabajaron los vecinos para el sacerdote. Todo ese suelo se cerró con un muro de piedra.

Además, según la memoria de los residentes en Hospital, hace unos años, cuando la casa rectoral se hizo vieja y comenzó a caerse el Ayuntamiento expropió la parte de suelo que ocupaba la edificación. «Toda a parcela habilitada dentro do muro era do Obispado e cando se tirou a rectoral cando menos esa parte da finca foi expropiada polo Concello. Non sabemos se a finca que queda dentro do muro e só do Concello ou do Concello e do Obispado, pero temos claro que xa non pertence á familia do denunciante», explicaron los afectados.

«Cremos que a familia que presentou a denuncia non actúa por mala fe pero que nas escrituras ou na documentación que manexa hai algún erro ou non se recolle que a parcela foi doada á Igrexa polos seus antergos», explican.

«Na memoria de todos está que ese terreo sempre foi do Obispado e a nosa intención era poñelo en producción para doar o que dese a Cáritas, ninguén quere quedarse con el nin nada parecido. Hai moitos xubilados que a ratos podemos traballar nesa horta. Para nós é un entretenemento e para a xente que o precisa é unha axuda», explicaron.

Desde el Ayuntamiento también se postularon a favor de la iniciativa y más en un momento en el que tantas personas están afectadas por la crisis y necesitan una ayuda en casa.

Así las cosas, los vecinos esperan que, al menos, el conflicto evolucione de forma rápida y que cuanto antes sepan si pueden llevar a cabo las pertinentes plantaciones. «Sería unha pena que esta primavera non se poidese traballar a horta por culpa do conflito, esperemos que vaia todo rápido», concluyeron.

Consiga AQUÍ la información completa

Comentarios