La Guardia Civil investiga el secuestro de una joven en un burdel de O Corgo

Las cámaras de seguridad de este establecimiento de O Corgo grabaron en la madrugada del viernes cómo el exnovio de la chica la introducía a la fuerza en el interior de un vehículo
Exterior del club Tritón, donde se produjeron los hechos
photo_camera Exterior del club Tritón, donde se produjeron los hechos

Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil investigan desde este viernes el posible secuestro de una joven trabajadora del Tritón, uno de los mayores clubs de alterne de los alrededores de la capital lucense. La voz de alarma la dio una compañera de la muchacha, cuando en torno a las dos de la madrugada del viernes se dio cuenta de que su amiga, que había salido a fumar al exterior del establecimiento, no había regresado. Una vez que comprobaron que la mujer no se encontraba en ninguna de las habitaciones del interior, el encargado procedió a revisar las cámaras de seguridad instaladas en la zona del aparcamiento. En ellas se podía ver como un hombre, al parecer un exnovio, introducía a la fuerza a la mujer en el interior de un vehículo con matrícula búlgara y, posteriormente, arrancaba y se marchaba del lugar.

Una vez visionadas las imágenes, el encargado del local puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que está investigando lo sucedido aunque, según señalaron fuentes oficiales del cuerpo armado, a última hora de la tarde de este viernes todavía no habían recibido ninguna denuncia sobre la desaparición, ni por parte de los responsables o compañeros del local donde trabajaba ni por parte de sus familiares.

Según se desprende de las primeras investigaciones, tanto la mujer, cuya edad rondaría entre 20 y 30 años, como su exnovio son de origen rumano. Sobre este último, y a falta de una confirmación oficial, también se sabe que residía por la zona de A Coruña.

Sobre los motivos que podrían haber llevado al hombre a actuar de este modo, los investigadores no descartan ninguna hipótesis y mantienen abiertas todas las líneas de investigación. Una de las posibilidades que se barajan está relacionada con el proxenetismo o la trata de mujeres.

Una compañera de la mujer fue la que alertó de su desaparición, pero hasta el momento no se interpuso ninguna denuncia



Este extremo sería más probable en el caso de que estuviese en España de forma ilegal, aunque esta situación no es la habitual en mujeres que ejercen la prostitución en clubs como el de O Corgo, donde existe un mayor control por parte de las autoridades y todos los trabajadores suelen tener su situación regularizada.

Tampoco se descarta que el suceso pueda estar relacionado con la violencia de género o, incluso, que la pareja hubiese mantenido algún tipo de discusión antes de entrar en el vehículo, pero que en estos momentos la mujer permanezca junto a su exnovio por voluntad propia.

Este periódico intentó ponerse en contacto este viernes con los responsables del establecimiento, aunque sin éxito. La mujer que atendió la llamada telefónica dijo que en aquel momento no se encontraba ninguno de los encargados y declinó hacer ningún tipo de comentario sobre lo sucedido en la madrugada del viernes.

LUGAR DISCRETO. El club Tritón, en donde sucedieron los hechos, es uno de los más afamados burdeles de los alrededores de Lugo. Su aparcamiento está cerrado a miradas indiscretas por una valla de considerable altura y cuenta con notables medidas de seguridad, con multitud de cámaras de vigilancia e, incluso, hasta no hace mucho contaba con guardias privados.

Lo normal en este tipo de establecimientos es que el local cuente con una doble licencia. Por un lado, la de establecimiento hostelero y, por otro, licencia de hospedaje. A efectos legales, esto les convierte en un bar con habitaciones y las chicas, salvo que reconozcan lo contrario, están allí porque quieren.

De hecho, el local está obligado a anotar a todas las personas que se hospedan en las habitaciones y la chica es simplemente un cliente que paga la suya, por lo que tiene libertad de subir a ella a cualquier persona que quiera o que le haya pagado una copa. Esa, al menos, es la pantalla legal más habitual.

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