Avelino Balsa, natural de Cazás, tiene 97 años, y su cuerpo todavía está para fiestas. Carmen Amarelo, de Xermade, a sus 89, no se queda atrás. Ellos fueron los asistentes de más edad -y a los que el Concello concedió un reconocimiento por asistir ayer a la décima edición de la Festa dos Maiores-, pero no fueron los únicos en demostrar que la edad no es impedimento para la fiesta ni excusa para disfrutar de la vida. Como ellos, 350 vecinos y vecinas de Xermade se sumaron a una cita, que incrementó la participación con respecto a otros años.
«El día ayuda y la gente se anima. Tenemos representación de vecinos de todas las parroquias e, incluso, gente que vive fuera, pero tiene relación con Xermade o casa aquí», aseguraba el regidor, Tomás Rodríguez, que destacó la importancia de un día como este.
