La Diada abrirá una cuenta atrás de 60 días con el 9N marcado en rojo

Con la Diada de Cataluña del próximo jueves se pasará la primera hoja de un vertiginoso calendario de sesenta días en la política catalana con la fecha en rojo del 9 de noviembre, día en el que el ejecutivo catalán pretende celebrar un referéndum de autodeterminación que el Gobierno no autorizará.

Con un curso político sin apenas tregua veraniega, la Diada del 11 de septiembre estará, por tercer año consecutivo, marcada por la convocatoria de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) de una manifestación en forma de V gigante que pretenderá emular la elevada participación de la cadena humana de 2013 y la movilización en Barcelona de 2012.

Como contrapunto a la ANC ha aparecido la nueva asociación Societat Civil Catalana, que ha convocado para el mismo día 11 un acto en Tarragona contrario a la independencia y en el que han anunciado su participación políticos como Carme Chacón (PSC), Enric Millo (PPC), Albert Rivera (Ciutadans) y Ramon de Veciana (UPyD).

A diferencia de los dos años anteriores, el gobierno de Artur Mas ha decidido adelantar al día 10 el acto institucional de la Diada y trasladarlo desde el Parc de la Ciutadella al Fossar de les Moreres, escenario emblemático del independentismo catalán.

La elección de este espacio, que recuerda a los defensores de Barcelona durante el sitio del 11 de septiembre de 1714 por las tropas borbónicas, obedece, según la Generalitat, a la "excepcionalidad" de este año por coincidir con el tricentenario de esa fecha, que también será conmemorado en un acto institucional la misma noche del 10 en la Llotja de Mar.

La Diada propiamente dicha arrancará el jueves a las 08.00 horas en el parque de la Ciudadela con un concierto en el que 300 violoncelistas interpretarán la canción "éramos, somos y seremos", partitura que se ha creado especialmente para la ocasión, y al que asistirá también Mas, quien no participará en la manifestación de la ANC pero recibirá posteriormente a sus convocantes.

En este año de cambios sí que permanecen durante la mañana del 11 las tradicionales ofrendas florales al monumento a Rafael Casanova del gobierno catalán, el Parlament, partidos, instituciones y entidades.

No podrá decirse este año que la Diada inaugure el curso político, ya que la excepcional coyuntura por el pulso soberanista, más el "caso Pujol" tras la confesión del expresident de que tuvo dinero oculto en paraísos fiscales, han mantenido durante todo el verano a todo gas la actividad político-mediática.

Y se vislumbra, entre el 11 de septiembre y el 9 de noviembre, una cuenta atrás de sesenta días cuyo desenlace puede remover, aún más si cabe, las agitadas aguas de la política catalana en una legislatura que se abrió no hace aún ni dos años.

Tras la Diada, el primer movimiento de esta singular partida de ajedrez será la aprobación por el Parlament, en la segunda quincena de este mismo mes, de una Ley de Consultas que pretende dar cobertura legal a la consulta del 9N, pero que será impugnada por el Gobierno y llevada al Tribunal Constitucional.

Aunque el Gobierno impulsará una doble impugnación -contra el decreto de convocatoria de la consulta y contra la ley de consultas- Mas tiene previsto seguir adelante, si bien siempre ha dejado claro que sólo celebraría un referéndum bajo un marco legal.

Y he aquí, en el terreno de la interpretación de marcos legales, donde se agolpan las incógnitas, con hipótesis diversas que pasan desde una convocatoria de elecciones anticipadas en clave plebiscitaria hasta otros posibles movimientos que podrían permitir a Mas cumplir su deseo inicial de completar sus 4 años de mandato.

Por este incierto escenario desfilan múltiples derivadas, que plantean si CiU y ERC podrían acordar un tándem en esas hipotéticas elecciones, cómo podría ello afectar a las relaciones de CDC con UDC o cómo podrían evolucionar las relaciones entre los partidos contrarios al independentismo, como el PSC, el PPC, Ciutadans o incluso Unió.

Todo ello sin perder de vista nuevos movimientos en el campo de la izquierda, como la irrupción de la plataforma Guanyem Barcelona, de la activista Ada Colau, o Podemos, que podrían fragmentar aún más en un futuro el ya atomizado mapa político catalán.

Comentarios