La continua fuga del Santo Anxo de Rábade

Ocho menores permanecen fugados del centro de Rábade y sus vigilantes privados interponen otra denuncia a un funcionario, en una nueva escalada de conflictos en la institución
Entrada del centro educativo Santo Anxo, en Rábade
photo_camera Entrada del centro educativo Santo Anxo, en Rábade

La secuencia de menores fugados del centro Santo Anxo de Rábade de las últimas semanas no tiene parangón en la historia de la institución. El número máximo de menores en paradero desconocido alcanzó los trece durante la Semana Santa, y aunque cinco de ellos ya se han incorporado, ocho residentes continuaban este martes, día en que se retomaban las clases, en paradero desconocido, una de ellas incluso desde comienzos de marzo.

Las incorporaciones no estuvieron tampoco exentas de problemática. Dos de los menores -tres, dependiendo de la fuente- que se incorporaron al centro volvieron a fugarse este lunes, aunque la Guardia Civil los localizó durante la misma tarde, y los devolvió a las instalaciones.

Desde la Consellería de Política Social, entidad de la que depende el centro de Rábade, aluden a dos motivos para explicar la situación. El primero se basaría en el carácter del centro, el único abierto en Galicia para menores con problemas de conducta. El segundo, a su funcionamiento, que hace que los internos aprovechen una salida o regreso de sus domicilios para no volver.

Sin embargo, si antes las fugas se daban gota a gota, ahora parece haberse abierto el grifo. Y no solo en la cantidad, sino en la forma en la que los residentes la llevan a cabo, de manera reiterada y, como parecen reflejar los últimos casos, sin ya respeto por la institución. Este descontrol en el funcionamiento del centro es también, para algunos, sintomático de su falta de rumbo; una falta de rumbo que a la Xunta no le interesaría encauzar, para justificar así, según creen algunos trabajadores, su posible privatización.

Desde la Consellería de Política Social desmienten dicha intención y aluden a la ampliación de la plantilla en marzo de 2016, con tres educadores más, o a las inversiones realizadas, que cifran en 120.000 euros.

NUEVAS DENUNCIAS. Sin embargo, los problemas del Santo Anxo no se circunscriben únicamente a las fugas de sus internos. Hace una semana dos trabajadores de la empresa de seguridad privada que vigila las instalaciones denunciaban a un funcionario, que es vigilante nocturno. En la denuncia lo acusan de maltrato a sus compañeros y a los propios internos, a los que, según la denuncia, les llegó a prohibir ir al baño por la noche, por lo que una menor tuvo que ser atendida incluso por el 061.

Esta no es la primera denuncia contra el vigilante nocturno por parte de los vigilantes privados. Ya hace año y medio habían puesto varias denuncias en la que lo acusaban de realizar grabaciones ilegales, y en la que acusaban al centro de vender aves de manera irregular, algo que el director en aquel momento, Jesús Robles, reconoció y justificó para costear el alimento de las aves incorporadas al proyecto educativo inicial del Santo Anxo.

El caso fue archivado por el juzgado de Instrucción número 2 de la capital lucense, pero a raíz de la polémica la Xunta de Galicia destituyó a Jesús Robles, que había sido el director del centro durante 35 años, para nombrar al psicólogo Óscar Viñas. El motivo que aducía era la pérdida de confianza en él; sin embargo, la plantilla apoyó en bloque al antiguo director, al que vieron como un cabeza de turco para tapar el problema que hoy sigue activo después de varios años, y es el conflicto entre los trabajadores de la empresa de seguridad privada y el vigilante nocturno. La plantilla también mostró su preocupación por lo que los trabajadores consideraban un progresivo desmantelamiento del centro.

Lo que está claro es que la nueva dirección no supuso la solución de los problemas del centro Santo Anxo, y que un año y medio después del cambio directivo, los problemas continúan y se agravan con las fugas de los menores. Pues ya al margen de que sea cierto o no que haya un proyecto para desmantelarlo, la semana pasada estuvo prácticamente vacío.

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