La comarca es pionera en España en tratamiento ecológico de los montes

Ciervos en Penedo do Galo, en Viveiro (Foto: José Mª Álvez / AMA)
photo_camera Ciervos en Penedo do Galo, en Viveiro (Foto: José Mª Álvez / AMA)

La comarca se sitúa al frente de España en cuanto a tratamiento ecológico de montes se refiere. Lo confirma el hecho de que la Xunta haya premiado a los tres proyectos gallegos de producción de madera que obtuvieron la certificación Forest Stewardship Council (FSC), de los que dos se encuentran en A Mariña. Esta distinción es muy difícil de conseguir, ya que por el momento estos tres proyectos son los únicos de España que han logrado superar los exigentes requisitos de los grupos ecologistas, como el de que debe haber una parte libre de producción en cada monte.

Este certificado forestal es el único que garantiza las buenas prácticas en la gestión y reconoce en el mercado a los productos que se obtienen de ellos, desde madera, papel, resina natural o biomasa, hasta frutos o setas, entre otros. Su objetivo es contribuir a reducir la importación de materia prima y dinamizar el consumo de productos forestales.

Los tres proyectos reconocidos por la Xunta en Santiago se desarrollaron en la provincia de Lugo y suman más de 1.500 hectáreas certificadas. Uno de ellos agrupa al monte vecinal en mano común de Monte Maior, San Roque y Penedo do Galo, en Viveiro; con el de Portela y Abelleira, en Abadín; y junto al monte de Regovello y Fontao, en Foz.

José Manuel Romero, conde de Fontao, es uno de los propietarios de este último, una superficie que pertenece en su totalidad a la misma familia y que ha pasado de padres a hijos desde 1590. Este propietario destaca su «compromiso con la racionalidad y sostenibilidad» de la superficie forestal y su «amor por el paisaje y nuestras gentes». Además, defiende que la gestión forestal presenta «perspectivas económicas alentadoras. Yo pienso que esta certificación de calidad es el futuro del sector».

Otro de los grupos premiados es el conformado por el monte vecinal en mano común de Carballo, en Friol, y el de Serrón do Lobo, en Xermade; mientras el tercer proyecto estuvo desarrollado por la empresa familiar Madeiras Villapol en el monte Mondigo de Ribadeo. Daniel Villapol explicó que el proceso fue como un «parto con dolor pero con final feliz». Además, solicita «la implicación de todos en la certificación forestal», ya que «es el momento de demostrar que somos capaces de unirnos para conseguir las mayores calificaciones para nuestro monte».

El homenaje estuvo presidido por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, quien calificó a los premiados de «pioneros». Por su parte, el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, destacó que «es muy complicado para un pequeño propietario alcanzar los estándares que se le presentan».

Promagal

La Asociación de Productores de Madeira de Galicia (Promagal), que en su mayor parte está constituida por colectivos de A Mariña, ya ha solicitado también la certificación FSC para todo su grupo, a pesar de que el colectivo cuenta con la PEFC, que es menos estricta. «Estamos traballando para que Galicia teña certificado propio», señaló Ramón Reimunde, vicepresidente de Promagal.

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