De guerrilleros a altas figuras del régimen

La columna lucense de Fidel

Varios emigrantes de Lugo combatieron por el triunfo de la revolución cubana. Algunos murieron en ella y otros estuvieron ligados al castrismo durante años. En algunas familias hay de unos y de otros
Manuel Díaz González, conductor del jeep de la famosa fotografía con Fidel, el Che y Camilo Cienfuegos saliendo del aeropuerto de La Habana
photo_camera Manuel Díaz González, conductor del jeep de la famosa fotografía con Fidel, el Che y Camilo Cienfuegos saliendo del aeropuerto de La Habana

El asalto al cuartel Moncada, en julio de 1953, marcó el inicio de la acción armada liderada por Fidel Castro contra el régimen de Batista. Casi todos los participantes en esa operación eran hijos de españoles y de gallegos, según explicaba casi 40 años después el entonces jefe de Gobierno cubano durante su visita a Lugo, donde tienen sus raíces muchos de ellos, incluidos los Castro.

Y es que desde antes del Moncada hasta la entrada en La Habana y mucho después estuvieron junto a los Castro los Trigo López, los Díaz González, Modesto López, Ángel Núñez, Manuel Piñeiro, Josefa Yáñez, Pepín Rodríguez Campo. Unos cogieron las armas y otros facilitaron la organización de los revolucionarios. Algunos cayeron en la lucha, otros sobrevivieron y volvieron a sus empleos y algunos más estuvieron ligados al régimen durante años. Algunos lo estuvieron desde el principio.

Desde las primeras ideas y las primeras prácticas de tiro. Desde las reuniones cerca de La Habana en la casa de la gallega, la mindoniense, Josefa Yáñez, donde Fidel Castro organizaba encuentros clandestinos y cerca de donde algunos empezaron a usar las armas, según explica Xosé Neira Vilas en Galegos que loitaron pola independencia de Cuba.

Un punto central de los preparativos del asalto al cuartel de Moncada fue una casa, hoy museo, cercana a la de Ángel Núñez, de Samos, que ayudó a los revolucionarios. Entre los que se armaron de fusil para aquella operación estaban Julio y Pedro Trigo, con raíces en Viveiro y Ourol, donde pasaron parte de su infancia antes de regresar Cuba. 

Muchos murieron, como Julio, cuyo nombre se sigue recordando hoy en la isla —lo lleva un hospital de La Habana— y en Viveiro, donde lo ha tomado una asociación galego-cubana. De los supervivientes, muchos, entre ellos los Castro, entraron en prisión, donde pasaron 22 meses.

Manuel Piñeiro Losada, Barbarroja, cubano hijo de lucenses, estaba entonces estudiando en Estados Unidos. De regreso a la isla, participó en la fundación del Movimiento Revolucionario 26 de julio y, más tarde, tras el desembarco del Granma y la concentración de los movimientos en Sierra Maestra, se sumó a la guerrilla.

Manuel, José y Faustino Díaz González, de A Pobra do Brollón, lo hicieron en 1958. Manuel estuvo en la columna 3, mandada por Juan Almeira. Tras caer herido, una operación precaria y una huida en la que volvió a quedar convaleciente, cogió de nuevo las armas, hasta el final de la contienda. Su hermano José, en la columna del Che, murió en combate en agosto. Pepín Rodríguez Campo, hijo de lucenses de O Incio, también formó parte del grupo mandado por Guevara en los últimos meses de la contienda, tras bajar de Sierra Maestra. Antes de tomar las armas había operado en la clandestinidad, haciendo sabotajes y "requisando" armas.

El mariñano Modesto López también se movía desde hacía tiempo con actos públicos de apoyo y enviando ayuda a la guerrilla. Luchó directamente con ella en una de las últimas operaciones, la toma definitiva de los cuarteles de la Marina y la guardia rural de Caimanera. Su casa fue la base de operaciones.

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