Investigación: Una tarea para el CSIC

La CHMS experimenta en viveros para lograr árboles sin la plaga que asuela la capital de la provincia

A la espera de conseguir un genotipo resistente al hongo que mata los árboles, las actuaciones de la Confederación se centraron en la tala de ejemplares enfermos ► La entidad reconoce riesgos ambientales y en las infraestructuras
El parque del Miño es uno de los puntos donde se pudo constatar el avance de la plaga
photo_camera El parque del Miño es uno de los puntos donde se pudo constatar el avance de la plaga

La Confederación Hidrográfica del Miño Sil ya trabaja en viveros en el desarrollo de alisos resistentes a la plaga Phytoptora alni, el hongo que ha provocado la muerte de cientos de árboles en los últimos años, con graves consecuencias ambientales y en las insfraestructuras. El objetivo de poder repoblar las riberas con esta especie con garantías de éxito.

Las expectativas en la lucha contra la plaga fueron avanzadas por Alberto de Anta, comisario de aguas adjunto de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que destacó que la entidad está centrada en encontrar un genotipo resistente al hongo hytoptora alni. La plaga apareció a comienzos de esta década y, hasta ahora, se han realizado fundamentalmente actuaciones preventivas, como cortas de árboles. Esa acción ha supuesto en muchos puntos un cambio radical de los paisajes ribereños, perfectamente apreciable en la capital en los últimos años.

Pero, a la vez, hay una carrera contra el reloj en los laboratorios. Así, la principal gestión realizada por la CHMS en los últimos años desde que se detectó el problema fue encargar estudios para atajar la plaga. Tras los estudios previos, lo próximo va a ser la firma de un convenio con otras entidades para valorar los efectos sobre los árboles de ribera de cara a diseñar un plan para los municipios afectados.

La expansión de la plaga fue confirmada en los años 2009 y 2010 y cada vez va a más, por lo que es necesario actuar, ya que, además, se corre el riesgo de que se extienda a nuevas cuencas.

Los efectos pueden ser muy graves y alcanzar incluso la desaparición del bosque de ribera. Esto provoca que se queden sin sombra los cauces y los peces del río sin el alimento que le proporcionan las semillas o los frutos de los árboles, por lo tanto también esté en riesgo la fauna, según indicó Alberto de Anta.

La caída de árboles muertos al río también supone un problema, porque acaban provocando presas y dañando infraestructuras como puentes. Ese preocupante fenómeno colateral se ha vivido en Lugo los últimos años y en la ciudad se ha visto incluso como troncos de los árboles muertos permanecían meses bloqueando el puente romano.

En la capital, la plaga ha tenido un efecto devastador en los últimos años y, solo en 2014, fue la culpable de cerca de 900 árboles en la capital. Ese año, por ejemplo, hubo que talar 812 árboles en el Miño y 88 en el Fervedoira.

Además de expandirse muy rápido, el hongo es muy letal y los investigadores constataron que en muchos puntos la mortandad era del 90 por ciento de los árboles afectados. En algunos puntos llegaba incluso al cien por cien de los ejemplares enfermos.

La especialización del campus de Lugo y la alta incidencia de la plaga en Lugo y en todo el alto Miño ha motivado la implicación de investigadores lucenses a la hora de buscar soluciones a la plaga. Así, se ha encargado un estudio al campus terra de la Universidad de Santiago para conocer cómo está afectando esta plaga a los cauces del entorno de la ciudad y ver como se puede actuar en aquellos ejemplares moribundos que hay ahora para tratar de salvarlos, indicó de Anta.

La USC, especialmente a través del Ibader, lleva años implicada en la lucha contra la plaga, que ha causado ya graves estragos en toda Europa. De hecho, la enfermedad que arrasaba los árboles fue registrada ya en los años 90 del siglo pasado en Reino Unido, Alemania y otros países nórdicos en los noventa. En Galicia se detectó por primera vez en torno a 2007, si bien fue en 2009 cuando un estudio constató el alcance del problema. En aquel momento se realizaron análisis en 184 puntos y en 101 se detectó alguna variedad de Phytophthora.

Aunque la plaga ha tenido una gran incidencia en el alto Miño, está muy extendida en puntos del norte de la península y ha tenido una gran repercusión en los últimos años en Portugal.

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