La buena mentira

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Título original: The good lie. Director: Philippe Falardeau. Reparto: Reese Whiterspoon, Corey Stoll, Sarah Baker, Sope Aluko, Sharon Conley. Género: Drama. Cines: As Termas. Calificación: 1/4

INMEDIATAMENTE después de ver ‘La buena mentira’, a este crítico le asaltan una serie de cuestiones: ¿Son necesarias a estas alturas las películas para despertar conciencias? ¿Hasta qué punto la propaganda de los buenos sentimientos es efectiva en un ambiente cultural e informativo abrumador y multirreferencial? Si la publicidad convencional ha tenido que reinventarse y actualizarse para poder adaptarse a un flujo constante de mensajes, ¿cómo puede ser que determinado cine siga usando los mismos mecanismos que hace décadas para concienciar a los espectadores?

El canadiense Philippe Falardeau se hizo un nombre en el panorama internacional gracias a ‘Profesor Lazhar’, una película que pretendía demoler el sistema educativo y las políticas que regulan las relaciones dentro de la escuela. ‘Profesor Lazhar’ es crítica y muy poco condescendiente con el espectador, pero sobre todo expone sus ideas con claridad y no las dirige en una sola dirección. El espectador debe hacer un esfuerzo para captar los distintos niveles del discurso de la obra de teatro de Évelyne de la Chenelière, y sacar sus propias conclusiones.

‘La buena mentira’ narra el viaje de cuatro niños sudaneses que, huyendo de las guerras civiles en su país, recorren más de mil kilómetros a pie en busca de un campamento de refugiados en el que establecerse. Años más tarde, ya adultos, son enviados a Estados Unidos, donde tendrán que adaptarse a las incomodidades de la vida occidental.

El guion de Margaret Nagle siembra este drama de contrastes cómicos entre las rutinas de estos africanos errantes y la normalidad de una ciudad media americana. La idea fundamental es llamar la atención sobre los daños colaterales de los conflictos en países remotos, y cómo la burocracia local y la política internacional a gran escala no tienen en cuenta las historias por las que han tenido que pasar los exiliados.

Pero ‘La buena mentira’ aprovecha el viaje para sermonear sobre la vida individualista y moderna del primer mundo. Falardeau dirige una película empalagosa y teledirigida, y le da al espectador una buena disculpa para buscar una causa a la que adherirse en Change.org.

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