La bici busca su hueco en Lugo...

Pablo Veiga.
photo_camera Pablo Veiga.

La Dirección General de Tráfico se plantea exigir el uso del casco a los usuarios de la bicicleta en ciudad, algo con lo que muchos de ellos no están de acuerdo. Tampoco lo están con las medidas que incluye la ordenanza aprobada por el Concello de Lugo -aún no comenzó a aplicarse y todavía no es definitiva-, que relega a los ciclistas de las zonas peatonales, al tiempo que les prohibe encadenar estos vehículos al mobiliario urbano. Los usuarios de bicicletas se sienten ninguneados y piden su espacio en la ciudad.

Para Guillermo Sancho, la bicicleta, además de su medio de transporte, es su medio de vida. Cada mañana, este empresario sale de su casa a las seis y, pedaleando, recorre las calles de la ciudad para repartir los encargos de churros entre los hosteleros que tienen contratado este servicio. Y es que Guillermo, que regenta un negocio de productos ecológicos en la Plaza, ofrece un servicio a domicilio. «La bicicleta abre puertas en estos momentos de crisis», asegura. Sin embargo, son muchos los obstáculos con los que se encuentra Guillermo pedaleando por la ciudad. A primera hora, cuando Lugo duerme, campa a sus anchas sin que nada ni nadie lo entorpezca. El problema viene cuando los conductores salen de casa camino de sus trabajos y los escolares, de sus centros de estudio. «Harían falta carriles bici, porque a los ciclistas se nos considera un estorbo y en muchas ocasiones me veo obligado a circular por las aceras para salvaguardar mi integridad física», protesta. Bocinazos, falta de respeto a las distancias de seguridad… para Guillermo, el poder llevar a cabo su trabajo se convierte, demasiadas veces, en un suplicio.

Él tampoco entiende que se quiera eliminar a los ciclistas de las zonas peatonales. «No circulamos a gran velocidad, no emitimos gases contaminantes… todo son ventajas», reivindica, apostando por la convivencia de bicis y peatones. Guillermo asegura que en muchas ciudades del mundo, la bicicleta es un medio de transporte tan importante como el coche y todos sus habitantes están concienciados de ello. Por eso, asegura que no va a cesar en su lucha para que las bicis encuentren un hueco en esta ciudad.

Una cultura heredada

Marisa Riera también se desplaza a diario en bicicleta a trabajar. Hija de holandesa, fue su madre quien le transmitió, desde pequeña, el respeto que siente ese país europeo por un medio de transporte que allí juega un papel muy importante y es muy respetado. Quizás por ello, Marisa no se plantea otra forma de desplazarse por la ciudad y asegura que incluso va a la compra pedaleando: «Tengo unas alforjas y muchas veces llevo las bolsas colgadas en el manillar o en una mochila a la espalda». Sin embargo, uno de los mayores problemas con los que se encuentra es la falta de aparcamientos. «En una ocasión ya me robaron una bici, porque te tienes que arriesgar a dejarla con un candado donde puedes», protesta.

Para ella, el mal tiempo no es un inconveniente a la hora de elegir este medio de transporte. «No voy a negar que cuando llueve es un fastidio, pero es cuestión de equiparse adecuadamente», afirma. Sin embargo, sí encuentra obstáculos cuando se trata de compartir espacio con los coches. «No hay un respeto hacia los ciclistas. Al final, la normativa a lo único que obliga es a ir en coche o andando; no se dan más alternativas», critica.

Marisa reconoce que solo se pone casco cuando sale fuera de la ciudad. «Aunque la DGT está barajando su uso obligatorio no creo que sea una buena medida. Entiendo que al final limitaría el uso de la bicicleta porque es muy molesto, ¿qué haces con él una vez que aparcas la bici?», se pregunta. Marisa también reivindica aparcamientos para este medio de transporte y, sobre todo, que se pueda circular por el centro de la ciudad.

Ciclousuario por convicción

Pablo Veiga se define como «ciclousuario». Le gusta y utiliza la bicicleta a diario. Su trabajo está a 20 kilómetros de Lugo y hasta allí se desplaza en coche, pero una vez que acaba la jornada laboral no entiende otra forma de moverse que no sea pedaleando. La inexistencia de carriles bici en Lugo es, sin duda, un obstáculo, aunque Pablo asegura que él jamás se ha sentido intimidado por los conductores: «Sí noto que les molesto, pero yo procuro ser como un vehículo más. Circulo por mi carril y en las zonas peatonales siempre respeto a los viandantes».

Él defiende que las ciudades se humanizarían más si por el casco histórico transitaran peatones y bicicletas. «Lugares como Barcelona, Vitoria o Zaragoza tienen muy extendido el uso de la bicicleta y son perfectamente habitables», subraya. En Lugo, sin embargo, asegura que no hay muchos usuarios de bicicletas porque la ciudad no es acogedora y hay una cultura del coche excesiva.

Como la mayoría de los ciclousuarios, Pablo tampoco utiliza el casco en ciudad. «Sí lo llevo fuera y la experiencia de otros lugares en los que hicieron su uso obligatorio es que terminaron aboliendo esa obligatoriedad, porque los usuarios eran reacios a ponérselo», cuenta. Sin embargo, entiende que es un medio de protección importante.

Pablo pide integrar los carriles bici en el tráfico de la ciudad. «No queremos monopolizar nada. Perfectamente pueden convivir usuarios de bicicletas, coches y peatones», subraya. Además, la falta de aparcamientos también es para él un obstáculo. «Cuando llego al centro encadeno la bicicleta a donde puedo», cuenta. Como miembro de Masa Crítica reivindica el uso de este medio de transporte. Y es que, como reza una de sus máximas, «andar en bicicleta mejora la silueta». Una más de una larga lista de ventajas.

  ...MIENTRAS QUE EN EUROPA YA LO HA ENCONTRADO
   
   

 Leo Zordan 

Italia ha reformado sus aceras para poder circular por ellas

En los últimos diez años, Italia ha apostado fuerte por el uso de la bicicleta, a la que se le ha ido dando cada vez más espacio en las ciudades. Así lo asegura el hostelero italiano afincado en Lugo Leo Zordan, que explica que en su país los aparcamientos para este tipo de vehículos son tan grandes como los de los coches. «Incluso en algunas localidades se han ensanchado las aceras para que los ciclistas puedan circular por ellas y no corran ningún peligro», subraya. Leo explica que, en Italia, los conductores no se creen los dueños de las carreteras porque ellos también suelen ser usuarios de bicis. «Allí nadie se compra una bicicleta nueva, se heredan o se adquieren de segunda mano», asegura.

   

 

   

Susanne Schraml

Alemania dispone incluso de aparcamiento subterráneos

La cultura alemana de fomento del uso de la bicicleta ha hecho mella en Susanne Scharml. Esta estudiante de Veterinaria germana asegura que, en su país, a pesar de tener un buen transporte público, la bicicleta sigue siendo la forma más cómoda, barata y rápida de desplazarse. «El carril bici está muy extendido e incluso hay ciudades que tienen aparcamientos subterráneos para este tipo de vehículos. El acceso a las zonas peatonales suele estar limitado por un horario: en horas puntas los ciclistas no pueden circular. En cuanto al uso del casco en la ciudad, aunque es obligatorio Susanne asegura que se suele hacer caso omiso de esta norma.

     
   

Roeland Schaftenaar

Los carriles bici están presentes en todas las calles holandesas

El territorio holandés es llano y tiene una infraestructura única que incluye 20.000 kilómetros de veredas para ciclistas. Quizás por ello, allí la bicicleta es algo más que una distracción: es el medio de transporte por antonomasia para acudir al trabajo, a la escuela, ir de compras o a visitar a los amigos. Así lo explica el jugador holandés del Breogán Roeland Schaftenaar. Los ciclistas son parte del paisaje urbano, por lo que existen reglas específicas de tráfico para ellos y para los demás transeúntes con respecto a estos. Las rutas o carriles para bicis están por todas partes, debidamente señalizadas.

     
   

Ludo Polders

Bélgica ofrece dietas libres de impuesto por desplazamiento

Bélgica es una de las mecas de la bicicleta: miles de kilómetros de carriles bici bien señalizados y cuidados, respeto de los automovilistas por los ciclistas, conciencia social del uso de la bici -todo el mundo la utiliza a diario-, aparcamientos para este vehículo en todas partes, algunos incluso vigilados… Ludo Polders asegura que en esta materia su país es otro mundo y hay otra mentalidad, muy distinta a la española. En Bélgica incluso existen dietas por desplazamiento, libres de impuestos, para las personas que van diariamente al trabajo en bicicleta.

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