La Audiencia Provincial de A Coruña confirmó que un accidente ocurrido en marzo de 2009 en Toques, saldado con cuatro jóvenes de Friol muertos, será visto en un juicio de faltas. Confirma así un auto del juzgado de Arzúa, que tramita el caso.
El motivo de que el conductor y único superviviente, de 30 años, no sea juzgado por un delito es que las pruebas de alcoholemia dieron resultado negativo. El conductor, que iba al volante de un BMW de más de 200 caballos de potencia, fue sometido al control a las once de la mañana, más de cinco horas después del accidente, con lo cual no fue concluyente. Así pues, se hizo un cálculo del índice de alcohol que presentaría en el momento del siniestro, que finalmente resulta inferior a 0,30.
Otra posibilidad que hubiera abierto la puerta a que se tramitara como delito sería una supuesta imprudencia temeraria por exceso de velocidad, que tampoco existe. Los informes de la Guardia Civil —efectuados por un equipo especializado desplazado desde Madrid— únicamente demuestran que superaba los 95 kilómetros por hora, en una zona limitada a 90, pero no es posible calcular la velocidad exacta al existir gravilla en la calzada. Se salió del vial y se estrelló contra un árbol.
La Audiencia vio el caso porque los abogados de la compañía de seguros Helvetia presentaron recurso contra la decisión judicial de considerar el caso una falta. La apelación de la aseguradora obedece a que, una vez abonadas las indemnizaciones a los padres de los fallecidos —que suman algo menos de 400.000 euros en total—, habrían tenido la posibilidad de "repetir" contra el conductor si hubiera delito. Como no lo hay, según entiende la Audiencia, no habrá tal reclamación posterior.
Un caso menor
La pena máxima ahora es de tres meses de retirada de carné y una multa, que se calibrará en función de sus recursos económicos. Fuentes jurídicas indicaron, no obstante, que es posible que salga totalmente absuelto.
El siniestro que se cobró las vidas de cuatro jóvenes de Friol, José Ramón Serén Loureiro, José Ángel Serén López, José Manuel Rebolo Baamonde y Javier Darriba Arias, de entre 25 y 29 años de edad, causó gran consternación. Los cuatro y el superviviente regresaban de pasar la noche de fiesta en Melide y utilizaban una carretera secundaria. Ante la Guardia Civil, el conductor ya declaró que no iba bebido y que el accidente se produjo cuando su coche recién comprado, de tracción trasera, le derrapó en la gravilla y no pudo controlarlo.
