La ARMH inicia la exhumación de los restos de tres guerrilleros en Vilavella

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) inició ayer en Triacastela los trabajos de exhumación de los cuerpos de tres guerrilleros antifranquistas abatidos a tiros el 12 de noviembre del año 1943 y enterrados en una fosa común del cementerio de Vilavella.

Se trata de Pedro Voces Canóniga, Antonio Vega Guerrero y Félix Yáñez González, vecinos de Villabuena, San Juan de la Mata y Campelo, respectivamente, tres núcleos del Bierzo leonés muy próximos entre sí.

Una decena de miembros de la asociación -acompañados de familiares de los guerrilleros y otros estudiosos de este período histórico- comenzaron por la mañana unas excavaciones que dieron sus frutos a primera hora de la tarde, cuando se localizaron restos humanos que presumiblemente pertenecen a los antifranquistas.

Para ello fue necesario excavar más de un metro de profundidad en un lateral de la iglesia de Vilavella, en el lugar exacto que sugirió un vecino, quien recordaba con precisión el suceso, acontecido cuando tenía 14 años.

Antes de recibir estas nuevas indicaciones, la ARMH, guiándose por los datos de que disponía hasta el momento, abrió otra zanja en la parte posterior de la iglesia, donde se localizó un cráneo, que no fue desenterrado al constatarse que pertenecía a una mujer.

INDICIOS

Por el contrario, en la fosa del lateral del templo hallaron indicios inequívocos de que habían dado con su objetivo. En este lugar encontraron un cráneo junto a los pies de otra persona, una combinación «imposible» en un enterramiento convencional.

La ARMH tiene la convicción de haber localizado a los tres guerrilleros en esta fosa, que hoy seguirá excavando para recuperar la totalidad de los restos y devolvérselos a sus respectivos familiares.

Fueron éstos quienes contactaron con la asociación para recuperar los cuerpos, lo que dio lugar a un proceso de varios meses para obtener todos los permisos necesarios y realizar la exhumación.

Una vez desenterrados los restos, y tras dar parte a la Guardia Civil del hallazgo, serán trasladados al laboratorio de la ARMH en Ponferrada para realizar las comprobaciones que certifiquen que se trata de los tres leoneses.

REPRESALIAS

Según narra el vicepresidente de la asociación, Santiago Macías, los tres hombres tuvieron que escapar de sus casas en el año 1936. «Sobre todo dos de ellos, Pedro Voces y Antonio Vega, eran de familias represaliadas. De los cuatro varones de los Voces Canóniga -conocidos como los hermanos Pitaciega- mataron a tres y el cuarto estuvo 16 años en prisión. A Antonio también le mataron a un hermano», explica.

Tras pasar los seis primeros años huidos por sus lugares de origen, llegaron a la zona de Triacastela. Todo apunta a que la federación de guerrillas, fundada en el año 1942, destinó a los tres leoneses a este territorio de la montaña lucense, donde tenían varios enlaces. Fue uno de estos colaboradores quien, «bajo extorsión y amenaza», los delató a la Guardia Civil, que preparó una emboscada a la entrada del cementerio de Vilavella, relata la asociación.

CIGARRILLO

A partir de aquí existen dos versiones diferentes. Una de ellas apunta a que el enlace les instó a fumar un cigarrillo, contraseña que previamente tendría acordada con la Guardia Civil para que disparase. «Otra dice que el delator saltó al prado que hay debajo del camino y, cuando estaba en el fondo, les gritó: ‘ahora podéis saltar’. Cuando lo hicieron fueron ametrallados», señala un estudioso del tema que ayer asistió a los trabajos de exhumación.

Según los investigadores, dos de los guerrilleros fallecieron en el tiroteo y el tercero pereció a unos 200 metros del lugar al hacer explosionar él mismo en el pecho una bomba de mano. Parece ser que en ese momento les acompañaba una cuarta persona que logró huir con vida aunque malherida.

FAMILIAS

  • «Me gustaría hallar los restos de mi padre»

Entre los asistentes a la exhumación se encontraba Julio Voces, de Cacabelos, sobrino de Pedro Voces e hijo de otro de los hermanos Voces Canóniga, a quien «mataron en 1948 en Rao (Navia de Suarna)».

Además de recuperar los restos de su tío, Julio Voces tiene la esperanza de hacer lo propio con el cuerpo de su padre, a quien sólo pudo ver muy esporádicamente de niño y siempre «·a escondidas».

  • Dignidad

«Me gustaría recuperar también los restos de mi padre en Rao. Con la ayuda de estos señores será más fácil», dice Julio Voces, quien ve en estas iniciativas un acto «digno».

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