''La afición por la pintura pasó de ser algo de niños a despertar el interés de los mayores''

Pilar Iglesias, junto a una de sus obras, en el balneario.
photo_camera Pilar Iglesias, junto a una de sus obras, en el balneario.

La artista chairega Pilar Iglesias lleva más de dos décadas en ese pequeño grupo de los que pueden decir que viven del arte, gracias a la venta de sus obras y a través de sus clases, a las que asisten más de un centenar de alumnos de los concellos de Guitiriz y Begonte, además de Curtis y Aranga, en A Coruña.


LA PINTURA es su afición y su medio de vida, su forma «de desconectar, de olvidar los problemas y de disfrutar». Pilar Iglesias lleva más de 20 años trabajando con los pinceles, que se convirtieron en una prolongación de sus manos, y acaba de abrir una exposición en el balneario de Guitiriz, localidad que ya considera tan suya como Baamonde, donde nació.

Hizo muchas exposiciones en Guitiriz, pero nunca en el balneario. ¿Qué le parece la iniciativa de este establecimiento para promocionar su obra?

Es una idea estupenda y en este marco más aún. Es algo un poco distinto, un ambiente diferente, con mucho espacio para colocar la obra, que da otras posibilidades porque luce de otra manera y es una forma de llegar a más gente. A mí no se me había ocurrido nunca exponer aquí y me pareció muy bien.

En su exposición, hay más de 30 piezas, entre cerámica y obras pictóricas. ¿En qué disciplina se encuentra más cómoda?

No sabría distinguir, las dos me gustan mucho y son distintas. En cerámica llevo menos tiempo, porque la descubrí más tarde y tengo más experiencia en la pintura. Me gusta crear en una u otra.

¿Cómo se adentró en el mundo del arte?

Mis inicios fueron por casualidad. Recién casada empecé a ir a clases de pintura, sin trabajo y con todo el tiempo del mundo. Empecé en Viveiro, luego en Lugo seguí dando clases con el acuarelista Juan Prada e hice varios cursos. Además, soy diplomada en Dibujo Artístico y Grabado Cartográfico. En poco, ya en Guitiriz, empecé a dar clases a los niños y vi que me encantaba y así, poco a poco, van más de 20 años. Me gusta enseñar tanto como pintar.

Es de esos pocos privilegiados que pueden decir que viven exclusivamente del arte. ¿Qué pesa más, las clases o las ventas de cuadros?

Es verdad y me encanta ser una de ésas (risas). Soy muy afortunada, porque trabajar en algo que te gusta, aunque andes un poco apretada y algo a contrarreloj, compensa. Nunca lo pensé y cada vez tengo a más gente que me llama. Lo que da la estabilidad son las clases, que absorben mucho tiempo. Por eso, quizás hago menos de lo que debería y quisiera, pero realmente enseñar es lo que te da de comer y quita mucho tiempo para pintar.

¿Cuántos alumnos tiene?

Ahora, más de cien alumnos. La mayoría son mayores, antes tenía casi todo niños y ahora es lo contrario, pero lo prefiero porque tengo menos paciencia.

¿Dónde da clases?

En Begonte, Curtis, Aranga y Guitiriz, donde aparte de las de pintura también doy de cerámica a través del Concello.

Y las ventas, ¿son mayoritariamente a través de exposición o por encargo?

Más en exposición, aunque siempre tienes algún pedido, pero es menos frecuente. Lo que pasa es que yo odio repetir dos veces la misma obra.

¿Cuánto puede costar de media una de sus obras?

Entre 100 y 150 euros, pero depende del tamaño, del trabajo... Aunque a veces te sorprenden, porque la gente se encapricha por algo y vendes cosas que ni te esperas...

Suena a anécdota...

Una vez le puse a uno de mis cuadros un precio que hasta a mí me parecía muy caro. No lo quería vender y por eso lo hice y sin embargo fue el primero en venderse, por eso que nunca se sabe...

¿Se nota la crisis?

En 2006 hice la primera exposición en Guitiriz y flipé. Se vendió casi todo. A los dos años repetí y nada que ver. Noté el bajón, no sé si ya es consecuencia de la crisis o no.

¿Cómo definiría su obra?

Lo que me gusta es jugar con texturas y con diferentes materiales, aunque siempre pinto a óleo. Lo mío es la pintura figurativa, la que realmente me gusta. Y la temática, sobre todo las aguas...

Muy en la línea de Guitiriz...

Sí (ríe), un tema con mucha implicación aquí. Es más, desde el Concello hace tiempo me encargaron un cuadro relacionado con el agua. Además, tengo una fascinación especial por las caracolas.

Lo que más aborrece pintar...

Paisajes y bodegones. No me gustan los clásicos, aunque las flores lo son y sí que me gustan. Me encanta la figura, en pintura y en cerámica, porque tampoco me gusta hacer las típicas cosas útiles.

¿Cuántas horas dedica cada día a la pintura?

Diariamente doy cuatro horas de clases y me queda poco tiempo. Doy clase durante el curso escolar y en verano es cuando más aprovecho para pintar por mi cuenta, aunque es la época que menos me gusta pintar. Me siento más inspirada en otoño con las primeras lluvias que en verano y me da rabia porque es cuando tengo más tiempo.

Acaba de ser galardonada con el primer premio de la revista Manos Maestras por un trabajo de una casita de muñecas hecha con cartones de tetrabricks. ¿Cómo fue?

Una alumna compraba la revista, sabía que tenía la casita hecha y la presenté. Me dieron el premio y me hizo mucha ilusión, me hizo gracia, no me lo esperaba. Ya es la segunda casita de muñecas que hago. Es el típico sueño de cuando eres pequeña... y le hice una a mi hija mayor primero y otra, la que se llevó el premio, a mi hija pequeña, que tenía muchas ganas de una. La verdad es que estaba muy chula, con columnas, porche... Hace años que está en el colegio de Guitiriz.

Trabajó mucho con Xermolos: en exposiciones en la Casa das Artes, diseñó un cartel para Pardiñas... ¿Cómo valora el papel de esta asociación?

Xermolos está trabajando muchísimo por Guitiriz y colaboro con ellos en todo lo que puedo, porque siempre están ahí... Desde la Cabalgata de Reyes, los Carnavales, las artes, la cultura... Me impliqué enseguida con ellos y cuando te metes dentro ya no sales. Xermolos casi llega a todos los lados, funciona muy bien. Por eso, mejor tener una asociación como esta que haga cosas y funcione bien y no tener muchas como en otros sitios que no hagan nada.

¿Hay mucha afición por la pintura en la comarca? ¿Creció o se estancó en los últimos años?

Mucha, una afición muy grande, pero lo que noto es que cambió el chip y que la afición por la pintura pasó de ser algo de niños a despertar el interés de los mayores, porque cada vez hay son más en las clases, actualmente mayoría sin duda. Los pequeños tienen demasiadas actividades, quizás por eso se interesan menos por la pintura, y los mayores, quizás porque cada vez tienen más programas enfocados a ellos, están más activos ahora que antes.

EN CORTO
''El arte es una buena terapia, disfruto mucho trabajando y rodeada de gente maravillosa''

¿Qué es el arte?

Pasarlo bien, entretenerse... Es una terapia buenísima. Disfruto trabajando y rodeada de gente maravillosa.

¿Es más fácil dar clases a mayores o a niños? ¿Y más satisfactorio?

A los mayores. Me gustan los niños, pero me agotan y tengo menos paciencia que antes. Con los mayores, quizás tengas más trabajo, pero es más gratificante.

¿Un sueño por cumplir?

Lo mejor está por llegar, dicen, pero estoy muy contenta ahora.

¿Un color?

El azul, del agua (sonríe).

¿Un pintor?

Van Gogh y Dalí.

Nació en Baamonde, pero lleva más de dos décadas viviendo en Guitiriz, ¿de donde se siente?

Aunque me encanta Baamonde, soy de Guitiriz. Es de donde me siento, porque ya llevo media vida viviendo aquí.

Arte

Me gusta la pintura figurativa y jugar con texturas y con diferentes materiales. La temática, las aguas y las caracolas»

Trabajo

Soy muy afortunada, porque trabajar en lo que te gusta, aunque andes a contrarreloj, compensa»

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